Ayotzinapa: La marcha contra la barbarie

Escrito por: 

David García Colín, sindicalista y militante de Morena
Fosas_Iguala-normalistas_de_Ayotzinapa-marcha-Zocalo_MILIMA20141008_0418_8.jpgEl asesinato de 6 normalistas de Ayotzinapa y la desaparición de otros 43 a manos de la policía municipal de Iguala y del crimen organizado ha causado una profunda indignación a nivel nacional y mundial. En 25 estados del país se realizaron manifestaciones, destacando los más de 25 mil que desfilaron en la capital o los 7 mil que lo hicieron en Guadalajara. El ambiente que se respiraba en la marcha era de indignación, rabia y tristeza. No eran raras las escenas de gente llorando de indignación, sobre todo al ver pasar los contingentes de normalistas: gente luchadora, humilde que ha sido víctima del sistema, del abandono, de la criminalización; compañeros cuyo único crimen es ser gente del pueblo que defiende un sistema educativo impulsado por Lázaro Cárdenas, mismo que hoy pretende ser destruido. Era una marcha de pura rabia e indignación, de exigencia para que los 43 compañeros aparezcan con vida, de esperanza para que los cuerpos encontrados en las narcofosas no sean de los jóvenes. Hubo presencia varias normales del país, del politécnico en lucha, de sindicatos como el SME, de compañeros desperdigados de Morena -cuya omisa dirección ni siquiera apoyo la convocatoria-.  
 
La saña con la que los normalistas fueron masacrados y secuestrados es un botón de muestra de las atrocidades que todos los días suceden en nuestro país. El caso Tlatlaya en el Estado de México -donde   22 personas fueron acribilladas por el ejército y luego sus cuerpos acomodados para simular un combate- o la persecución y encarcelamiento de dirigentes yaquis -mientras que la minera Cananea que envenenó su sagrado río no es tocada más que con amenazas de multas irrisorias- el encarcelamiento de Mireles -cuyo delito es haberse organizado en armas y no haberse vendido al gobierno- mientras los capos de la droga favorecidos por el gobierno permanecen intocados; expresan el nivel de descomposición, violencia y barbarie que ha generado la crisis del capitalismo en México. Esta crisis es, también, una crisis de las instituciones a todos los niveles. Es muestra del clima de linchamiento que el gobierno de Peña Nieto -y más atrás los gobiernos panistas- ha impulsado contra los maestros y las normales rurales, linchamiento que se materializó en la masacre. Es muestra del nivel de descomposición del PRD cuyas alianzas y candidaturas oportunistas los han hundido tan hondo en el pantano burgués que fueron capaces de postular -al gobierno municipal de iguala- a un narcotraficante y asesino como José Luis Abarca- y a expriístas como Ángel Aguirre gobernador sobre el que ya pesaba la responsabilidad por el asesinato de normalistas desde el 2011.
 
descarga (4).jpgEl justo desprestigio que el PRD se ha ganado a pulso fue manifestado en el repudio contra la presencia de Cuauhtémoc Cárdenas en la marcha, aunque la agresión física (realmente un hecho aislado) no ayuda al movimiento -lamentablemente el compañero Gilly resultó con leves heridas en la cabeza (estaba en malas compañías y en el momento equivocado)-, el repudio es más que justo frente a un personaje gris, mezquino cuyo interés en la marcha parecía ser el de lavar la cara de un PRD que ha dejado de ser una opción viable para las masas y que comparte la responsabilidad -aunque sólo sea porque ha sido partícipe del oportunismo-por los asesinatos y desapariciones forzadas. Lamentable la herida a Gilly - Cárdenas se recuperará del susto- pero más lamentable es al actuar del PRD y la complicidad de Cárdenas en todo ello, para la vergüenza de su padre.
 
La indignación se enmarca en el contexto de la lucha estudiantil en el politécnico, que ha marcado una nueva coyuntura, que ha actuado como acicate contra el reflujo social que se había impuesto en nuestro país. No sabemos si el reflujo terminará por romperse con estas manifestaciones pero, lo que sí es seguro, es que muestran el nivel de contradicciones explosivas que se están acumulando bajo la superficie y que amenazan con explotar en cualquier momento. Como ya hemos señalado en otros artículos a esta justa indignación le hace falta una dirección y la unidad necesaria para trascender más allá del repudio. Hace falta la unidad del movimiento para hacer frente a la barbarie, realmente no existe otro camino. AMLO, justamente, afirmó que Peña debe renunciar, pero omitió señalar que la caída del gobierno priísta sólo puede ser producto de la movilización a nivel nacional, la unidad de todo el movimiento, movilización que parece no estar interesado en impulsar, obsesionado por la lucha puramente electoral como los faquires indios por su ombligo. Mientras la unidad en la acción no se dé las contradicciones se seguirán acumulando mientras la barbarie crece. Sin embargo la explosión social será cuestión de tiempo. Como justamente afirmó Pablo Neruda-más allá de su reprobable estalinismo- “Podrán cortar las flores pero nuca podrán evitar la primavera”.   
 

Fecha: 

9 de octubre de 2014

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