Brasil: Fútbol, protestas y enajenación

Escrito por: 

M. Olvera

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El mundial de fútbol es unos de los eventos más importantes del planeta, por varias razones: por ser el deporte más popular del mundo, por la cantidad de personas que lo ven y lo practican e indudablemente, por el gran negocio que es para la FIFA y todos los patrocinadores.  Pero hay que colocar otro elemento extra, no sólo es un deporte apasionante y popular, en muchas ocasiones es un elemento de distracción  de las masas, es decir, se ha convertido en un nuevo opio para el pueblo. Un opio que es capaz de adormilar a millones de personas. Sin embargo,  también puede ser  motivo de expresiones de descontento, como sucede en Brasil. 
 
El mundial de Brasil 2014 ha lanzado  a miles de jóvenes y trabajadores a la lucha en contra del despilfarro y excesos de su gobierno. El presente artículo intentará evidenciar esa dualidad, por un lado un Brasil lleno de contradicciones; fiesta en los estadios y protestas en la calle. Pero por otro lado, el artículo también quiere señalar  cómo ha servido el futbol, en este caso el Mundial, como mecanismo de enajenación de  masas, en específico de México. 
 
Protestas en Brasil
 
IMAGEN-12882784-2.pngBrasil ha sido el escenario del evento deportivo más famosos del mundo. El gobierno brasileño ha tenido que gastar millones de dólares en la construcción de infraestructura para que se puedan efectuar los partidos. Los compañeros Brasileños de la Esquerda Marxista  nos señalan que para realizar el mundial el gobierno ha tenido que destinar más de 13,000 millones de dólares para la reconstrucción de varios estadios. Esto indudablemente, ha traído como consecuencia denuncias y movilizaciones por parte del pueblo Brasileño. No pueden concebir que se gaste tal cantidad de dinero público para realización del mundial cuando existen condiciones precarias en el país. 
 
El gasto en seguridad social es limitado y de pésima calidad, la mayoría de los manifestantes señalan las malas condiciones en salud, trabajo, vivienda y educación.  Es el mundial, el detonante de la rabia popular. Las televisoras y el propio gobierno han tratado a toda costa de tapar el descontento. Pero hay que añadir un nuevo elemento, el hecho de que el mundial es un gran negocio para unos. Los beneficiarios del evento deportivo, no es la población Brasileña, sino, un grupo de capitalistas nacionales e internacionales. La sociedad de revisión BDO estima  que el mundial dejará a la FIFA una cantidad de 5,000 millones de dólares por derechos de transmisión, pero si le sumamos la cantidad de publicidad que existen en los mundiales los montos crecen exponencialmente. 
 
Adicionalmente hay que señalar que es un espectáculo que se restringe a sectores con ingresos altos, es una minoría los que pueden acceder a los estadios a ver el mundial, si un trabajador quisiera seguir el mundial hasta la final dentro de un estadio, el costo ascendería a más de 3,000 dólares. Una cantidad que no podría cubrir un trabajador normal brasileño. Ahora bien, el mundial se ha visto enriquecido por las protestas en las calles, es otro jugador más en este gran espectáculo. Las autoridades han endurecido las medidas represivas, no están dispuestos a que nadie les obstaculice el gran negocio. 
 
Mundial y Reforma Energética
 
fisgon2.jpgMientras en Brasil se juega el mundial y en las calles se manifiestan, en México sucede todo lo contrario. En un contexto futbolero, donde millones de mexicanos están más atentos con lo que sucede con su selección,  en el congreso de la unión se está terminando de despojar a millones de mexicanos. Con las leyes secundarias de la reforma energética, se pretende privatizar el petróleo y la electricidad para entregárselo a los intereses privados. Se ha utilizado el futbol como un elemento distractor. Podemos ver a millones de trabajadores ajenos al debate político respecto a las leyes secundarias. Es decir, el fútbol o por lo menos el mundial se ha convertido, en México, en elemento enajenante que embrutece a millones. Es evidente que no es culpa del fútbol. Sin embargo, es un mecanismo que sirve a los poderosos para distraer a la gente de lo esencial, en este caso la venta de PEMEX y CFE.  Pero hay que tener mucho cuidado, no es el Mundial ni la selección mexicana, el elemento principal en la venta de nuestros recursos del país. Este artículo no intenta sumarse al linchamiento que se le hace a la gente que le gusta ver el fútbol y que su selección gane. A veces se observa en ese tipo de comportamiento un gran desprecio por las masas, cómo si la clase trabajadora no hubiera tenido las intenciones de defender el petróleo o la electricidad. Decir, que el pueblo es “pendejo” por no defender en estos momentos nuestros recursos naturales, es una falsedad. Ha existido disposición del pueblo para defender lo que es suyo. En todo caso, tendríamos que hacer una crítica más severa a todos aquellos que no hicieron nada por dar una lucha más seria para defender el Petróleo y la electricidad. ¿Qué habría pasado si AMLO  hubiera colocado un plan de lucha serio y consecuente? Probablemente el elemento distractor, como lo es en este caso el Mundial, no hubiera tenido el efecto que hoy tiene. 
 
No podemos obviar que el Mundial sirve de distractor, pero no es elemento primordial. No hay que exagerar el papel  enajenador del fútbol y hay que colocarlo en su justa dimensión.  Porque ya pasará el mundial y la gente tendrá que despertar a su cruda realidad. Hay que prepara y construir direcciones serias y congruentes con las circunstancias, que puedan dirigir y orientar el flujo de la movilización. Y no culpar al Fútbol de ser el responsable de la poca o nula movilización. 
 
Concluiremos con una gran cita de Galeano sobre el fútbol, el cual no se escapa de la lucha de clases: 
 
“(…)El desprecio de muchos intelectuales conservadores se funda en la certeza de que la idolatría de la pelota es la superstición que el pueblo merece. Poseída por el futbol, la plebe piensa con los pies, que es lo suyo, y en ese goce subalterno se realiza. El instinto animal se impone a la razón humana, la ignorancia aplasta a la cultura, y así la chusma tiene lo que quiere.
 
En cambio, muchos intelectuales de izquierda descalifican al futbol porque castra a las masas y desvía su energía revolucionaria. Pan y circo, circo sin pan: hipnotizados por la pelota, que ejerce una perversa fascinación, los obreros atrofian su conciencia y se dejan llevar como un rebaño por sus enemigos de clase.
 
Cuando el fútbol dejó de ser cosa de ingleses y de ricos, en el río de la Plata nacieron los primeros clubes populares, organizados en los talleres de los ferrocarriles y en los astilleros de los puertos. En aquel entonces, algunos dirigentes anarquistas y socialistas denunciaron esta maquinación de la burguesía destinada a evitar las huelgas y enmascarar las contradicciones sociales. La difusión del futbol en el mundo era el resultado de una maniobra imperialista para mantener en la edad infantil a los pueblos oprimidos.
 
Sin embargo, el club Argentinos Juniors nació llamándose club Mártires de Chicago, en homenaje a los obreros anarquistas ahorcados un primero de mayo, y fue un primero de mayo el día elegido para dar nacimiento al club Chacarita, bautizado en una biblioteca anarquista de Buenos Aires.
 
En aquellos primeros años del siglo, no faltaron intelectuales de izquierda que celebraron el fútbol en lugar de repudiarlo como anestesia de la conciencia. Entre ellos, el marxista italiano Antonio Gramsci, que elogió «este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre»”.
 

Fecha: 

Julio de 2014

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