A 60 años de la huelga bananera en Honduras

Escrito por: 

Evert Beltrán González

Latinoamérica siempre ha sido un caldo de cultivo para los movimientos revolucionarios. Las pésimas condiciones sociales y económicas, sumando a esto los peores regímenes dictatoriales, que se encargaron de “promulgar leyes” para incentivar la inversión extranjera (ahora, aunque con una careta “democrática” los regímenes burgueses en la mayoría de los países latinoamericanos, siguen haciéndolo. Esto en claro detrimento de los niveles de vida de los trabajadores, han sido las piezas claves para que los trabajadores enarbolen la bandera de la lucha por sus derechos.

10157160_478757135586297_3201107146739175368_n.jpgDe lo anterior podemos dar infinidad de ejemplos en los que los trabajadores, campesinos pobres, estudiantes y en general las masas, hayan salido a las calles, tomando en sus manos su destino y haciendo temblar a los “todopoderosos”, de Argentina a México, pasando por Brasil, Bolivia, Venezuela, Perú, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Cuba y Honduras, han tenido procesos revolucionarios de los cuales tenemos la obligación de sacar las lecciones adecuadas, ya que es necesario estudiar la historia para no cometer los mismos errores y ver los aciertos de cada movimiento o proceso revolucionario, no con un fin anecdótico, de sabelotodo o romántico, sino todo lo contrario, para entender cómo es que se desarrollan las acciones en el movimiento vivo y estar preparados para cuándo toque nuestro turno.

La huelga bananera de 1954

La chispa de la huelga fue un conflicto laboral surgido a mediados del mes de abril en el muelle de Tela Railroad Company (Tela). Los trabajadores cargaron varios barcos durante la Semana Santa, desde el miércoles 14 hasta el sábado 17. Como no terminaron con la fruta, les fue necesario trabajar el día domingo 18. La United, pagó doble los días feriados  de Semana Santa, pero únicamente reconoció   día y medio por el domingo 18. Los estibadores, en respuesta ante tal arbitrariedad, no cobraron sus cheques y amenazaron con una huelga el día 24. 

A fines del mes de abril y como una continuación de los conflictos surgidos durante la Semana Santa, los trabajadores del muelle de Tela y el personal de enfermería del hospital del mismo lugar, formaron un comité de Huelga. Éste preparó un pliego de peticiones para enviarlo al Gerente de la División Mr. Kenett Block. En dicho pliego se exigía el 50 por ciento de aumentos salariales y se daba un plazo de 48 horas para la respuesta. El Gerente Block demando 30 días como tiempo adecuado para responder, ya que, según informó, el problema debía consultarse a las oficinas centrales de Boston. Ante tal actitud, los trabajadores paralizaron sus actividades el 3 de mayo. Ese fue el inicio firme de la huelga. 

Desde Tela partieron el 3 de mayo grupos a pie para informar a los trabajadores de El Progreso y La Lima sobre el desarrollo   de los acontecimientos. El día 4 se paralizaron todas las actividades de la United. El 5 lo hicieron los trabajadores de la Standard Fruit Company (Standard). A partir de entonces se detuvieron otras empresas industriales y comerciales de la Costa Norte, de modo que esta quedo prácticamente inactiva. 

Inmediatamente se realizo un Comité Central de Huelga de los trabajadores bananeros (CCH), con 15 representantes de los distintos distritos de la United: Tela, Cortes, El Progreso, La Lima y Bataan, de los cuales al menos 7 eran del Partido Comunista Hondureño ( escisión del Partido Democrático Revolucionario Hondureño, PDRH) y tenían los puestos de mayor importancia.

El Comité Central de Huelga presento el 11 de mayo, un pliego de peticiones de 30 puntos, en el que exigía, entre otras cosas: aumento salarial del 50 por ciento, vacaciones de 15 días pagados cada año, bonificaciones en junio y diciembre, viviendas higiénicas para todos los trabajadores y mejor trato en el trabajo y mejora de los servicios hospitalarios.

La táctica de los monopolios bananeros y del gobierno fue, desde el primer momento, prolongar la huelga por tiempo indefinido y dividir a los huelguistas. A pesar de que la táctica de alargar la huelga falló, no así la de dividir. Tanto el gobierno como la United levantaron la acusación de que el CCH estaba “asesorado por comunistas procedentes de Guatemala”. De esa manera esperaban meter cuñas entre el Comité Central y los Comités Locales, sobre esta base comenzaron a efectuar pláticas por separado con el Comité local de La Lima, en donde por cierto ni los comunistas ni el PDRH, no habían logrado ningún representante en la huelga (principal sede de la compañía bananera) y estaba dirigido por Manuel de Jesús Valencia, abierto opositor a los comunistas y se reunía en San Pedro Sula con el Obispo Antonio Capdevilla para escuchar lo planteamientos del gobierno y de la United.

El CCH conoció de tales maniobras y dispuso hacer un cambio en el Comité Local de La Lima. El 20 de mayo llego el secretario general, el comunista, Cesar Augusto Coto con 14 dirigentes para efectuar la reestructuración del comité. Uno de los compañeros de Coto acuso a Valencia, de “traidor”, quien respondió acusando, a su vez, de “comunista” a Coto y haciéndolo registrar. En los bolsillos del mismo se encontró una hoja del PDRH, en la que esta organización apoyaba el movimiento huelguista. La multitud allí presentada, que apoyaba a Valencia, tomo como prueba de la acusación dicho documento.

Desde entonces se rompió la unidad entre los Comités Locales de Huelga y el Comité Central, pues Valencia comenzó a infiltrar agentes suyos en Tela, El Progreso y Batan. Quien además se había puesto en rebeldía contra el CCH.

El 1 de junio, por la noche, Coto y otros miembros del CCH se presentaron en el campo de huelga de La Lima para discutir con Valencia la línea a seguirse después del rompimiento de las negociaciones el 31 de mayo. Valencia acuso públicamente de “comunista” a Coto y lo hizo encarcelar esa misma noche, junto a Manuel Sierra, Rubén Portillo y Modesto Rubio. El día 2 de junio, Valencia hizo público su apoyo a la reelección presidencial de Juan Manuel Gálvez y anunciaba el surgimiento de la Unión Sindical de Trabajadores Hondureños, de la que se declaraba su Secretario General. Asimismo se autodenominaba el “legitimo representante de los trabajadores” y pedía a la empresa reanudar las negociaciones.

El mismo 1 de junio, el Comité Local de Tela condeno a Coto y demás compañeros por el rompimiento de las negociaciones y se solidarizó con Valencia. El 5 este convoco a una reunión en San Pedro Sula con representantes de Tela, El Progreso, La Lima, Cortes y Bataan, a fin de organizar un nuevo CCH.

Al reiniciarse las negociaciones la United y el gobierno dan un primer paso, la eliminación de los comunistas en el CCH, y su sustitución por otro grupo direccional, lo que significaba la destrucción del CCH. Con esta medida se eliminaba la sospecha de “vinculo alguno con el comunismo”, lo que hacía más sumisa a la dirección y de más fácil acceso a los representantes de la compañía. Además de que Coto y otros secretarios más ya habían sido apresados y Valencia había publicado su ruptura con el CCH, así como el surgimiento de la Unión Sindical de Trabajadores Hondureños, asimismo la Tela emitió un boletín en el que informaba que Guillermo Rosales Mejía y Jaime Cabus, miembros del CCH no estaban conformes con sus compañeros negociadores, a su vez éstos  publicaron una hoja en la que tildaban de ineptos a los negociadores, repitiendo la postura de la compañía sobre la necedad del CCH en la negociaciones.

Así Rosales y Cabus, le abrieron una oportunidad a la compañía, que por supuesto paso a la ofensiva. Los aviones de la bananera comenzaron a lanzar cantidades enormes de propaganda sobre los principales centros de huelga, en la que pedía se unieran a los disidentes y desconocieran a los líderes del CCH.  Además la compañía buscaba el apoyo para Benigno González, como líder de la huelga, quien era afín a la United y anunciar el proceso de constitución de un nuevo Comité Central de Huelga.

Al mismo tiempo de organizarse el nuevo CCH, se reorganizan los Comités Locales de Huelga y los cambios vinieron acompañados de una fuerte represión gubernamental, que incluyo la privación a los huelguistas del uso de la comunicación telefónica, telegráfica y ferroviaria, incautándole además los altavoces. Sin embargo y a pesar de que el nuevo CCH era afín a la compañía ésta no tenía intenciones de negociar, argumentando que lo haría con un comité que fuera representativo. Para entonces bananera lanzó miles de panfletos en los que ofrecía 19% de aumento salarial, servicio médico para quien ganara 150 lempiras al mes y dos semanas de vacaciones. Además de un bono de 20 lempiras a quien se presentara a trabajar voluntariamente.

La compañía se mantuvo en esa postura, llegando al mismo punto en las negociaciones que con el antiguo CCH, tuvo que intervenir el gobierno del presidente Gálvez, citando a ambas partes en Tegucigalpa, quedando en estos términos, se acepto la propuesta de la compañía, con un aumento entre el 5 y 19%, la creación de un reglamento para normar la relación entre los trabajadores y la compañía bananera, teniendo que aceptar la organización sindical en sus plantaciones.

A modo de conclusiones

huelga bananera.jpgSin duda la huelga fue muy importante para los trabajadores hondureños y su mayor logro fue el reconocimiento de la organización sindical, ya que desde años atrás los movimientos huelguísticos habían sido derrotados. También hay que reconocer la participación, aunque minoritaria de los trabajadores de otros sectores y el papel de la mujer.

Podemos ver el poder de una huelga, pero también las limitantes de mantenerla exclusivamente dentro de los límites económicos y sin incluir las demandas de la mayoría de la población. El problema realmente como ahora, no es si una empresa ofrece buenos salarios y condiciones dignas para laborar, sino el sistema político, económico y social, que favorecía la corrupción al conceder enormes garantías a las compañías bananeras, en detrimento de los derechos de los trabajadores.

Así pues las huelgas sirven y mucho, demuestran quién realmente tiene el control de las empresas, si los trabajadores o los dueños, y al reconocer que somos los trabajadores quienes tenemos la capacidad de paralizar las empresas, tendremos que reconocer que podemos controlar el estado para nuestro beneficio.

Fuentes cibernéticas: 
*http://books.google.com.mx/books?id=XQ3328eVDwwC&pg=PA119&source=gbs_toc...
*http://espanol.mapsofworld.com/continentes/centro-america/honduras/breve...
*http://www.honduras.com/espanol/historia-de-honduras/
*http://www.honduraslaboral.org/article/la-huelga-de-1954-paso-a-paso/

Teoría Marxista: