En la década de los sesenta la mayor parte de los jóvenes universitarios de México participaron activamente en contra del totalitarismo del PRI y por el ideal socialista. Uno de esos jóvenes en la península de Yucatán fue Efraín Calderón “El Charras”. La represión social fue la respuesta contra el impulso revolucionario de la generación de los sesentas. Cincuenta años después otros jóvenes pero en una situación diferente alzan su voz en contra el mismo totalitarismo del PRI. Del refugio en la clandestinidad, se vivió un proceso de hegemonía cultural o alienación de masas que implantó un modelo de pensamiento único y pragmático en la década de los ochenta y noventa que agotó el impulsó revolucionario que amenazaba al gobierno convirtiéndolo ese impulso inicial en apatía, escepticismo y derrotismo. En la década de los noventa la burguesía priista instauró un sistema perverso de total apertura del mercado que ha arruinado por completo a la población mexicana, favoreciendo los dictados de los monopolios nacionales e internacionales, abatiendo a la clase obrera que no cuenta con sindicatos autónomos y revolucionarios.

La respuesta del pueblo consciente fue la conformación de varios movimientos de masas que generaron dos organizaciones políticas en treinta años, el PRD y Morena. El primero fracasó pero en su fracaso se depuró constituyéndose en una organización política nacional y reformista con la simpatía de las amplias capas sociales.  

Pero esto no es suficiente, aún estamos lejos de la conformación de un partido revolucionario de los trabajadores que se fije como propósito un proyecto socialista de largo aliento y que esté en posibilidades de hacerse de la dirección política de las masas obreras de los Estados. Otros países latinoamericanos (sobre todo Bolivia y Venezuela) apuntan un rumbo diferente, no sin grandes dificultades en el camino, ¡colosales dificultades! Por esta razón, los jóvenes conscientes deben decidirse a autoeducarse  en  la doctrina política marxista, porque esta generación es el factor subjetivo de un proyecto revolucionario en todo el mundo. Porque además están tomado consciencia de su apatía malestar cultural y del peso de sus cadenas.  

Esta generación no está perdida, ha decidido levantarse y luchar pero aún deben reencontrarse con el enorme archivo cultural de las luchas de otros tiempos. El objetivo es construir una dirección política correcta entre las situaciones más complejas, de lo contrario estos impulsos políticos no sólo fracasarán sino que darán paso a mayores controles políticos y una dominación más profunda y salvaje contra la humanidad. Por lo que se demanda  retomar los estudios clásicos del marxismo, sus debates, su tradición interna y su lucha contra el oportunismo; pero al mismo tiempo, la organización política concreta, en tiempos y espacios específicos, los jóvenes deben ser organizadores profesionales, focalizar sus núcleos en los sectores específicos. La Izquierda Socialista de Campeche es la respuesta a muchos cuestionamientos, dependerá de ustedes que sus tesis respondan a los acertijos más acuciantes que nos tocó vivir, la libertad.