Los desastrosos efectos del TLCAN 20 años después

Escrito por: 

Ninnette Torres

tlc.jpgHan pasado ya 20 años de la entrada en vigor del El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con el que los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México establecieron una zona de “libre comercio”. El entonces presidente de México, Carlos Salinas, argumentó sobre la firma del tratado que lograría “atraer inversiones, crear empleos productivos y elevar el nivel de vida de los mexicanos”. La campaña mediática para promover dicho acuerdo comercial incluyó, al más puro estilo priísta, escenarios apocalípticos para el caso en que el TLCAN no se aprobara. Economistas burgueses, como Rudiger Dornbusch, incluso aseguraban que si el tratado no se aprobaba “la economía mexicana sufriría un derrumbe similar al de 1982, con grandes fugas de divisas, que forzarán una devaluación y recesión importantes”.  Un año después de la aprobación del tratado, la economía y el tipo de cambio se derrumbaron y durante las últimas dos décadas la crisis es cosa de todos los días para las familias mexicanas.

Dentro del brutal proceso de privatizaciones de los últimos treinta años no puede dejar de mencionarse la entrada en vigor del TLCAN, cuyos efectos han sido desastrosos para la población pero altamente rentables para los monopolios y el imperialismo norteamericano.

El negocio de las trasnacionales y nuestros bajos salarios

Aunque el volumen de ventas al exterior se multiplicó, la gran mayoría de las exportaciones se concentraron en unas cuantas empresas trasnacionales: Aparte de Pemex, los principales exportadores “mexicanos” son General Motors, Ford, Volkswagen, Nissan, HP, Nokia, Daewoo, LG, Panasonic, Samsung y Toshiba. Según el Inegi, el 9% de las empresas que operan en el país (no precisamente mexicanas) concentran el 82% del valor del comercio exterior.

A lo anterior hay que sumar que el 77% de las exportaciones de México se dirigen a Estados Unidos y aunque eso ha implicado que el saldo de la balanza comercial de México con Estados Unidos se mantenga positivo, es importante destacar que los componentes principales (85% en el año 2012) de dichas exportaciones son el petróleo y las maquiladoras, es decir, mano de obra barata y recursos naturales estratégicos.

En 20 años de aplicación del TLCAN el desplome salarial y la pérdida de prestaciones sociales han sido una constante en la economía mexicana. No se generaron empleos productivos, de hecho el 60% de la población ocupada sobrevive en la informalidad y si se toma en cuenta el papel que han jugado las maquiladoras, nos percataremos que si el TLCAN ha contribuido a la creación de empleos, esto se ha dado sobre la base de salarios competitivos, es decir, bajos.

La ruina del campo y la dependencia alimentaria

Uno de los sectores más golpeados por el TLCAN ha sido sin duda el campo. Entre 1994 y 2004, Estados Unidos inundó el mercado mexicano con productos agropecuarios subsidiados con lo que se presionó a la baja los precios de los productores. Según el economista Tim Wise, para los tres millones de pequeños productores de maíz, el precio cayó un 66% debido a que las importaciones provenientes de Estados Unidos aumentaron un 400%. Esas exportaciones se realizaron 19% por debajo del costo de producción de los granjeros estadounidenses. Una suerte similar experimentaron la soya, el trigo, el arroz y el algodón. 

La soberanía alimentaria simplemente quedó en los libros de historia. Para el año 2011, nuestro país estaba importando el 46% de los alimentos que consume, mientras que antes del TLCAN el porcentaje era sólo de 24%. La dependencia en maíz pasó del 8% antes del TLCAN al 32%. En la actualidad, México importa el 70% del arroz y 60% del trigo que consume. 

Uno de los efectos secundarios de la creciente dependencia externa de alimentos que registra México se pone en evidencia de manera dolorosa para la población cuando la economía mundial experimenta fuertes incrementos de precios de alimentos (como ocurrió en el año 2007). La importación de alimentos baratos es entonces sólo un espejismo y los bolsillos de las familias trabajadoras lo saben. La vulnerabilidad económica es la otra cara del incremento del comercio con el país del norte.

Contrariamente a lo prometido, el TLCAN no mejoró las condiciones de vida en el medio rural, éste no se desarrolló (la participación del sector agropecuario en el PIB ha caído del 3.5% en 2000 a 3.3% en 2011) y se encuentra hoy más sobreexplotado que nunca, ya que para poder ser competitivos frente a la agricultura más tecnificada del mundo, se han devastado los recursos naturales y se ha abusado de los agroquímicos. 

¿Bienestar y crecimiento económico?

Como es evidente para los 61 millones de mexicanos pobres (según cifras oficiales) el TLCAN tampoco logró el despegue de la economía ni del bienestar de la población. Según la Coneval el 82% de los mexicanos registran por lo menos una carencia y el crecimiento económico a duras penas alcanza una taza anual promedio de 2%. 

Como lo muestra el Inegi, durante la presidencia de Carlos Salinas, la tasa anual de crecimiento económico fue de 3.9%, con Ernesto Zedillo (ya con el TLCAN de por medio) dicha tasa fue de 3.5%, con Vicente Fox bajó a 2.3%, con Felipe Calderón a 1.8% y en el primer año de Enrique Peña a 1.2%. Es decir, de Salinas a Calderón con todo y el tratado el de por sí reducido ritmo de crecimiento se desplomó a la mitad.

El auge de las maquiladora, con su poco valor agregado y su escaso efecto de arrastre sobre las demás ramas de la industria, ha permitido el crecimiento del comercio con Estados Unidos mientras la economía mexicana se desploma. 
Fortalecimiento de la concentración

Las cifras mencionadas no significan que la causa de todos los males del país se deban al TLCAN, debemos tener claro que con o sin acuerdo la economía mexicana estaría en crisis de todos modos, porque su manejo tiene como objetivo la maximización de las ganancias de la burguesía y no el bienestar del pueblo trabajador como ocurriría en una economía planificada.  

Sin embargo, es evidente que el TLCAN sí tuvo éxito en lograr el aumento de la concentración de la riqueza y de la actividad económica. El TLCAN parece haber sido concebido para afianzar el neoliberalismo en México, sirviéndole al imperialismo como uno de sus pilares para que sea en Washigton en donde se definan nuestra política económica y energética (entre otras).

Aunque el negociador salinista del TLCAN, Jaime Serra Puche, considere que es injusto medir los resultados del TLCAN con base a las cifras de pobreza y desempleo, queda claro que, contrariamente a lo ocurrido con el ALBA (impulsado por el camarada Hugo Chávez), el TLCAN ha logrado en dos décadas fortalecer los de por sí nefastos patrones de concentración existentes en el país. Como se dijo, los mayores beneficiarios del acuerdo han sido el gran capital trasnacional y los monopolios y duopolios nacionales. 

Perspectivas

Según el actual Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal, “los beneficios del TLCAN (…) se verán reflejados a todo el país y a todas las empresas en los próximos 20 años”, lo cual es muy parecido a lo que los gobiernos europeos han dicho a los trabajadores que hoy luchan en Grecia, España, Italia, etc. contra los recortes presupuestales. Lo que está claro es que con la privatización de los energéticos, el TLCAN será relanzado con más fuerza que antes para el beneficio de las compañías petroleras, gaseras, etc de Estados Unidos y Canadá. El relanzamiento del TLCAN no incluirá por supuesto un capítulo laboral que legalice el flujo de nuestros paisanos, eso quedó claro en la última visita de Obama y de Harper.

La alternativa al TLCAN es la conformación de una Federación Socialista de América Latina, en donde la riqueza natural y productiva de nuestros países sirva para la implementación de un plan socialista de producción en beneficio del pueblo, mientras eso no suceda los tratados comerciales se harán en beneficio de trasnacionales que seguirán engordando sus cuentas con el trabajo y las riquezas naturales de nuestros países. La lucha por una Federación Socialista comienza por la unidad internacionalista de los trabajadores, por el apoyo a la Revolución Bolivariana, por la caída del régimen priísta, etc. la lucha es larga pero no existen atajos. 

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