Febrero será un mes clave para el movimiento sindical en nuestro país. El 14, 15 y 16 se realizará, en la ciudad de Oaxaca, el tercer congreso extraordinario de la CNTE. Exactamente una semana después en la Ciudad de México, los días 22 y 23, tendrá lugar el congreso fundacional de la Nueva Central Sindical, impulsada por la misma CNTE y el SME.  En gran medida, estas dos organizaciones en particular y el movimiento democrático obrero en general, definirán su destino en el corto y mediano plazo. Sobre la base de la lucha en el último periodo y las lecciones adquiridas, esperamos (y desde nuestra trinchera abonaremos para que así sea) que dichos congresos sirvan como plataforma para una lucha más amplia y decida. La posición del gobierno abiertamente beligerante no deja alternativa. Son tiempos de luchar; como dice uno de los artículos precongresuales de la Nueva Central: el gobierno está tirando a matar. Bajo las condiciones actuales pretender solucionar los grandes conflictos por medio de negociaciones y buenos argumentos es como querer solucionar el conflicto entre dos salvajes pesos pesados a través de una amable partida de ajedrez.

El regreso del PRI y el recuento de los daños

La llegada del PRI al poder ha supuesto golpes en seco. En poco más de un año, el régimen encabezado por Peña Nieto ha retrocedido el reloj de la historia echando abajo conquistas históricas del pueblo trabajador. La reforma laboral, la reforma educativa y la reforma energética, todas ellas en contra de los y las trabajadores y en beneficio de la élite dominante, son parte del recuento de los daños.

En todo este proceso Peña Nieto ha estado lejos de jugar un rol destacado, por el contrario, la burguesía nacional y extranjera ha encontrado en él al títere perfecto. La clase dominante lo llevó al poder no por su lucidez y cualidades como político; su ineptitud y su incapacidad para jugar un papel más o menos independiente lo han convertido en el instrumento perfecto para continuar con el saqueo y la explotación.

Con el regreso del PRI y el sucesivo Pacto por México se selló el destino de millones. La democracia burguesa se ha revelado tal cual es.  La aprobación de las reformas se ha convertido en un nauseabundo espectáculo revelando la corrupción y la putrefacción de la gran mayoría de los políticos.

El pacto por México es el pacto entre un grupo de empresarios millonarios quienes en realidad determinan el estado de cosas en nuestra sociedad. Los políticos del PRI, PAN y ahora los de la gran mayoría del PRD son simples vasallos siguiendo órdenes. Para todos ellos la pobreza, el desempleo, la falta de salud, vivienda o educación no es problema. En cambio exigen mano de obra en condiciones de mayor precariedad y formas más abiertas para saquear los recursos naturales y energéticos. Los “peces gordos” del PRI, PAN y PRD también se llevarán una buena tajada del pastel, ahora recibiendo cuantiosas sumas de dinero, mañana siendo colocados en puestos directivos de las empresas beneficiadas con estas reformas.

La “resistencia pacífica” no alcanzó para frenar los ataques

Las reformas, desde luego, tuvieron sus respuestas. La resistencia magisterial fue la más significativa. Pese a que se desarrolló a ritmos y tiempos diferentes, en algunos estados del país el conflicto alcanzó niveles inesperados. Sin embargo la respuesta general en realidad fue de mucha menor intensidad de la que se esperaba. Ahora parece que los trabajadores tenemos frente a nosotros a un enemigo infranqueable y poderoso.

La realidad es que el gobierno ha aplicado una receta acabada para una lucha más intensa y sin tregua. Aunque las reformas ya fueron aprobadas, la puesta en práctica aún está por venir, eso aguijoneará a millones de trabajadores que desde hace tiempo han estado tolerando una vida en donde la luz al final del túnel ni siquiera alcanza a verse. Puede que por el momento haya un estado de ánimo de cierta resignación en una capa importante de los trabajadores, amas de casa y estudiantes. La tibia respuesta a la privatización del petróleo refleja todas las contradicciones acumuladas durante un año que estuvo marcada por las contrarreformas y las movilizaciones que no lograron frenar al gobierno. La reforma energética, la de mayor envergadura contra los trabajadores, paradójicamente fue la que menos respuesta tuvo. Aquí, analizar la relación dialéctica entre la dirección y la base nos puede ayudar a sacar algunas lecciones importantes.

El discurso de la resistencia pacífica es una idea que puede confundir a sectores amplios de la base, quienes por el contrario esperan un llamado serio de la dirección. Y es que es evidente que frente a la actitud agresiva y sin concesiones del gobierno, un discurso que promueva la lucha “civilizada” y a largo plazo termina por llevar a un callejón sin salida al movimiento.

Lamentablemente aún existe la idea bien arraigada entre algún sector de la dirección de los movimientos que encabezan la lucha contra las reformas de que un programa abierto y decidido, con acciones al “margen de la ley”, etc., es algo que está fuera de proporción frente a un enemigo con todos los medios ideológicos y físicos a su deposición. En cambio pretenden solucionar los conflictos en términos de caballeros, con buenos argumentos sobre la mesa y algo de presión en las calles. En nuestra opinión, y en vista de que el gobierno no irá un centímetro atrás, la resistencia descafeinada y sin un programa decidido sólo retardará la agonía pero no la frenará.

La insurgencia magisterial no movió al gobierno de su posición, de hecho el último desalojo del Monumento a la Revolución es una muestra de que en estos momentos no hay lugar para tregua alguna, si el movimiento no da un paso firme, el gobierno (en cualquiera de sus niveles) sí lo dará.

La lucha contra la reforma energética fue menguada en gran medida por a falta de un programa claro. Mucha gente se preguntaba: “si los maestros no han podido frenar la reforma educativa con marchas, plantones y cierres carreteros, ¿qué lograremos con un simple cerco?” Al final la puñalada fue asestada sin apenas respuesta confirmando estos cuestionamientos.

En el SME, las promesas hechas por el gobierno el año pasado ahora se han desmoronado. Puede que al final el gobierno conceda algunas cosas pero la reinserción de los miles de compañeros que aún se mantienen en resistencia parece una idea cada vez más alejada. Las últimas declaraciones del secretario del trabajo, Alfonso Navarrete Prida, van en el mismo sentido de desdeñar la movilización y organización que han mantenido el SME en éstos ya más de cuatro años.

El congreso extraordinario de la CNTE y la fundación de la Nueva Central Sindical

En realidad estos dos eventos son parte de un mismo proceso. En gran medida, en el último periodo el movimiento sindical se ha mantenido vivo por los maestros y los electricistas. Dichos congresos son una excelente oportunidad para poner sobre la mesa la táctica y estrategia para el próximo periodo.

En el caso de la CNTE, el magisterio nacional cuenta con enormes reservas que más temprano que tarde volverán a salir a las calles. Apenas comenzado el año, Aguascalientes y Jalisco ya se han manifestado por el incumpliendo en prestaciones por parte de sus respectivos estados. Esto es apenas el inicio. El gobierno irá a fondo este año. La punta del iceberg ya se asomó también en Aguascalientes donde 120 maestros de educación artística ya fueron despedidos bajo el argumento de la falta de presupuesto.

En este contexto el congreso extraordinario de la CNTE es vital para las aspiraciones de los sectores más combativos del magisterio. La negociación es una táctica que el gobierno ha utilizado para desgastar al movimiento, aislarlo y golpearlo. Los maestros ya mostramos la capacidad de lucha, y en el proceso arrastramos a sectores activos y combativos de los estudiantes y los campesinos. Por ese camino debemos mantenernos, somos más de un millón a lo largo y ancho del país, debemos apostar a extender el movimiento y golpear de manera coordinada, algo que no logramos en el años anterior.

Para la Nueva Central Sindical el panorama, pese a todo, no puede ser más favorable. De los documentos pre congresuales podemos dar una lectura positiva, se establece a sí misma como una central con principios democráticos y de clase. En la promoción de la Central están participando sindicatos importantes como el SME, el SITUAM y la misma CNTE (como corriente dentro del SNTE), además de organizaciones y sindicatos universitarios.

La idea de la Central es ser un polo de atracción para todos aquellos trabajadores en condiciones de precarización, esto es un paso adelante; también se abre a las organizaciones populares y juveniles lo cual es positivo ya que puede ampliar los horizontes de la Central.

Sin embargo, en última instancia el futuro de la Nueva Central no dependerá de lo que se establezcan en el papel o en los discurso. Su viabilidad de cara a los trabajadores de éste país dependerá de las acciones concretas que decida llevar a cabo. Un programa de reivindicaciones económicas importantes paralelamente con un programa de lucha decidido, sería un polo de atracción para miles de trabajadores. Sólo de esa manera la nueva Central se llenará de vida, participación y debate. Una central que se distinga de las centrales charras y amarillas.

El futuro no puede ser otro más que de lucha. Frente a nosotros se ciernen los colmillos voraces del gran capital. Esperamos, y estamos convencidos de que así será, febrero será un mes clave para que el movimiento sindical democrático también afile sus garras, y hagamos frente a la destrucción de lo que nos quieren arrebatar.

¡Viva la insurgencia magisterial!

¡Por una Nueva Central democrática y combativa!

¡Si ellos se unen por arriba, nosotros desde abajo!