El retorno del Regente

Escrito por: 

Alfredo Elizondo, Morena Cuauhtémoc

A un año de asumir el cargo como Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinoza (MAME) ha mostrado su verdadero rostro, lejos está de la campaña publicitaria que invitaba a los ciudadanos a “decidir juntos”, en su lugar, el brazo represor del sistema encarna en Mancera a su aliado perfecto en el lugar donde se encuentra la oposición más fuerte y decidida a Enrique Peña Nieto y su régimen. Hay un claro retroceso que se refleja en que el Gobierno del Distrito Federal actúa en formas que recuerdan a los Regentes que en el pasado fueron designados por el Presidente para ser una especie de “virrey” del Ejecutivo Federal en la capital del país.

Un inicio poco prometedor

Aunque Mancera asumió la Jefatura de Gobierno el 5 de diciembre de 2012, en realidad la primera prueba del modo de actuación de su administración fue el primero de diciembre de ese año, día de en que Peña Nieto tomo posesión. En contraparte a las protestas anteriores de ocurridas en el transcurso del año, el primero de diciembre se registraron enfrentamientos entre quienes se manifestaron afuera de la Cámara de Diputados, que posteriormente se trasladaron hacia el centro de la ciudad y los elementos de policía y del cuerpo de granaderos.

Los mayores enfrentamientos se registraron a partir del Eje 1 norte hasta la Alameda Central, donde ante diversos destrozos contra comercios, los policías procedieron a realizar detenciones para presentar detenidos ante la prensa. Posteriormente, mediante la presentación de un número importante de pruebas que mostraban que las detenciones se dieron de forma injustificada, el GDF tuvo que liberar a los detenidos, marcando la primera mancha en la nueva administración.

Para el final de enero se registró el supuesto caso de una manada de perros que habían asesinado a 4 personas en la Delegación Iztapalapa. No había más respuesta de la administración de Mancera que ésta infantil explicación. Adicionalmente, se registró el secuestro y asesinato de 12 jóvenes de un bar llamado Heavens en la Zona Rosa de la ciudad, sin que aún se haya podido esclarecer el acontecimiento y donde se presume la colaboración de policías en el hecho que liga a jóvenes con bandas de narcotráfico en el D.F.

Los cambios en el gabinete y  el control de la ALDF y el PRD local

Contrario a lo que se preveía, Mancera ha logrado consolidar un grupo propio en la estructura del GDF, ALDF y del PRD-DF, logrando desplazar a corrientes que tradicionalmente estaban apoderadas de espacios tanto en la estructura gubernamental como partidista. La principal corriente afectada por los movimientos generados por Mancera ha sido Izquierda Democrática Nacional (IDN) encabezada por René Bejarano y Dolores Padierna. En el caso de la estructura del GDF prácticamente se encuentra libre de influencia de corrientes en sus direcciones, los secretarios de las diferentes dependencias fueron seleccionados de acuerdo a su perfil (dudoso), por encima de cuotas de corrientes.

Por otra parte, en el caso de dos posiciones clave fueron desplazados miembros de IDN y en su lugar personas del grupo de MAME ocupan dichos puestos: en la Asamblea Legislativa del D.F., Manuel Granados fue elegido Presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea. Con ello, se cedió una parte importante de recursos y control de diputados para Mancera. En el caso del PRD-D.F., el candidato de René Bejarano, Enrique Vargas, compitió contra Raúl Flores (exdelegado de Coyoacán). Mediante la formación de un bloque anti-Bejarano, el grupo de Mancera logró conquistar la Presidencia local del PRD, desplazando a IDN a la Secretaría General.

A partir del control de la ALDF, el PRD-DF y el GDF, la administración encabezada por Mancera ha logrado una hegemonía casi general en la capital, logrando pasar iniciativas de ley y modificaciones de otras tantas, así como manejo de recursos y personal a placer.

Represión: marca de fábrica de la administración actual

El giro que ya se observaba desde el 1º. de diciembre de 2012 hacia una política mucho más agresiva contra los movimientos sociales y la protesta quedó completado a lo largo del año por parte de Mancera. Las manifestaciones del 10 de junio, 2 de octubre y otras que se han desarrollado a lo largo del año por diversos movimientos sociales y organizaciones han estado marcadas por el uso discrecional de la violencia por parte del aparato policial de Mancera.

El Protocolo de Actuación Policial de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal para el Control de Multitudes, decretado de manera unilateral en octubre del año pasado, fue el instrumento jurídico que comienza con la legalización de la represión a las manifestaciones en el D.F. En dicho documento se explicita la posibilidad de recurrir a la violencia por parte de los granaderos, con el objetivo de “salvaguardar” el orden público, ello incluye los ya tristemente célebres “encapsulamientos” a manifestantes.

Por otra parte, tanto la Cámara de Diputados como el propio Mancera trabajan en la aprobación de leyes que limiten el derecho a la manifestación. En el caso del órgano federal, ya fue aprobada por las comisiones de Derechos Humanos y del Distrito Federal la Ley de Manifestaciones Públicas en el Distrito Federal, que limita el horario en el que se pueden realizar manifestaciones, el tener que notificar a la autoridad la realización de una manifestación (con la posibilidad de que no pueda ser autorizada) y la facultad de disolver una protesta si ésta obstruye vías primarias.

Mancera envió una iniciativa que está en discusión en la Asamblea Legislativa del D.F., la Ley de movilidad del Distrito Federal. Incluye previsiones similares a la discutida en la Cámara de Diputados, aunque menos severas. Sin embargo, en la práctica lo que sucederá es que se intensificará la represión y la discrecionalidad con la que actúan los cuerpos de granaderos, policías, y elementos vestidos de civil del GDF.

En síntesis, la represión a la que han sido objeto jóvenes, electricistas, profesores y en general, cualquiera que quiera manifestarse contra los actos de Mancera, continuará ya que es el ahora titular del Ejecutivo de la Ciudad, el primer alfil en la estrategia de Peña Nieto para contener la protesta social en el D.F.

El fin de la independencia del D.F.

El último rasgo que ha caracterizado en el primer año de gestión de Mancera al frente de la Ciudad ha sido la sumisión que ha tenido ante el aparato federal, encabezado por Enrique Peña Nieto. Bajo la supuesta premisa de ser un “ciudadano gobernante”, sin compromiso con los partidos políticos existentes (aunque por supuesto influye dentro del PRD), Mancera ha aprovechado su posición para tener acercamientos con Peña Nieto, así como de ahora servir como escudo ante los actos públicos de éste y las protestas contra éste. Desde manifestaciones hasta la represión sufrida por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) el 13 de septiembre del año pasado, cuando se realizó el desalojo de los profesores por parte de la Policía Federal, con colaboración de la Policía del D.F. y la reciente embestida del 5 de enero realizada por granaderos locales contra el plantón que estaba ubicado en el Monumento a la Revolución.

La administración local también ha proporcionado fuerzas represivas locales para cercar edificios federales como la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores. Además, ha vuelto a implementar la táctica de seguimiento e intimidación a activistas, periodistas y militantes de diferentes organizaciones que han sido objeto de detenciones arbitrarias y agresiones por parte de la policía local.

El pago que ha recibido la administración local es un trato preferencial por parte de la administración de Peña Nieto, con una ampliación de recursos para el D.F. que incluye un “bono de capitalidad”, como compensación por las manifestaciones que tienen lugar en el D.F. Adicionalmente, ello vino acompañado con la votación a favor por parte de diputados y senadores del PRD para la aprobación de la Reforma Hacendaria.

¿Existe aún una oposición en el Distrito Federal?

Sin duda el giro realizado por el Ejecutivo Local ha descolocado al PRD como una fuerza de “oposición” y muchos dudamos de su legitimidad como “izquierda”. Sin embargo, que tanto el PRD como Mancera se coloquen cada  vez más a la derecha, no sólo en cuanto al uso de la fuerza pública contra manifestaciones, sino también en términos de políticas públicas como el reciente injustificado aumento a la tarifa del metro, no significa la desaparición de toda oposición dentro del D.F. y mucho menos de la Izquierda en la capital.

Lo que podemos observar es que la oposición, por el momento, no cuenta con representación dentro de los espacios institucionales legalmente reconocidos (Delegaciones, ALDF, GDF), sino que se encuentra fuera del marco institucional. Morena, los sindicatos (SME, CNTE, SUTIEMS, etc.), las organizaciones y movimientos sociales, se han encontrado con un desfavorable escenario en la capital, ya que ahora la represión no solo se realiza desde el aparato federal, sino que es empleada primariamente por la administración local.

En Morena existe una contradicción que se encuentra desde AMLO hasta las bases y es que, a pesar de la defensa o cordialidad que pueda haber de la dirigencia de Morena (nacional y local) para la administración de MAME, queda claro que su posición es indefendible. Dentro de la dirigencia existen voces que se oponen abiertamente al actual Jefe de gobierno, entre ellas, la voz que más resuena es la de Paco Ignacio Taibo II, pero existen posiciones (no minoritarias) que hablan de “llevar un trato cordial” con Mancera, a pesar de que incluso militantes de la propia organización han sido detenidos por elementos de la policía capitalina. Las bases son las que se expresan abiertamente contra la administración de Mancera, en contra parte a la mayoría de la dirección. Por su parte, organizaciones y movimientos de Izquierda han expresado abiertamente su rechazo a Mancera, sin plantear medias tintas y reconociendo en éste a un enemigo de los intereses de los trabajadores.

Resulta imposible, ante la propia actuación del PRD y Mancera, encontrar un aliado contra el sistema, en contra parte, resulta vital generar un bloque de oposición a la actual administración, sin que ello signifique dejar de lado luchar para revertir las contra reformas impuestas por el PRI, PAN y PRD. Si la lucha a nivel nacional requiere una unificación contra el Estado, en la capital, escenario de intensas luchas, no puede ser distinto. Si queremos evitar que continúe el camino de situar al Distrito Federal como un espacio controlado por el régimen debemos emprender una lucha decidida contra Mancera y su aparato represor.

 

Fecha: 

20 de Enero de 2014

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