[Carta a la redacción: 25 de Noviembre, Día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres]

Escrito por: 

Diana Torres

El 25 de noviembre de 1960, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron brutalmente asesinadas  por el dictador Rafael Leónidas Trujillo en  República Dominicana por su activismo político y defensa de los derechos de las mujeres, convirtiéndose  en el estandarte de la lucha para la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres a nivel internacional.[1]

Desde hace varios años, investigadores y académicas han tratado de explicar desde distintas perspectivas los orígenes de la desigualdad entre mujeres y hombres; algunas lo atribuyen a las diferencias reproductivas y  muscular, otras al desarrollo de la agricultura y surgimientos de la propiedad privada; y algunas más lo identifican con los primeros descubrimientos técnicos del funcionamiento del cuerpo humano. Sin embargo, a pesar de las diferencias teóricas expuestas para resolver dicho problema, encontramos un acuerdo común respecto a la existencia de un sistema de dominación patriarcal que milenariamente ha enarbolado la supremacía de lo “masculino” (interiorizado en su mayoría por los hombres) sobre lo “femenino” (interiorizado en su mayoría por las mujeres) y que en la actualidad ha hecho  perfecta amalgama con el capitalismo dando origen al patriarcado moderno.[2]

Como bien menciona Audre Lorde las mujeres se encuentran expuestas a distintos grados y tipos de opresión patriarcal, algunas bastante comunes a todas y otras no. [3] Existen mujeres que ejercen de manera particular este tipo de opresión contra personas de su mismo género  y también contra los hombres, pues su posición en la escala social les permite detentar  un poder sustentado en la violencia, sin embargo esto no implica la existencia de un matriarcado como sistema político-ideológico de dominación.

Por esta razón se afirma que las mujeres como colectivo social se encuentran subordinadas al poder masculino el cual se presenta de múltiples formas que a continuación serán expuestas.

El control por la sexualidad de las mujeres es un fenómeno dado desde tiempos remotos, el cual se ha valido de diversos mecanismos como leyes, religiones, ideologías y ciencia. Desde la Grecia Antigua hasta no hace pocos años, las mujeres  eran vistas como máquinas productoras de niños o simples incubadoras de la descendencia masculina, muchas murieron pariendo hijos que su cuerpo ya era incapaz de ofrecer. Millones han fallecido por abortos clandestinos en todo el mundo a falta de acceso a la información sobre su sexualidad y control de su cuerpo, miles han sido víctimas de violación en guerras, en sus comunidades y hasta en sus propias casas por su misma pareja. Grandes patriarcas de diversos cultos religiosos  se han empecinado en juzgar de impuro y perverso el cuerpo de las mujeres censurándolo y alejándolo de su naturaleza sexuada. La trata de mujeres es un problema de magnitudes inimaginables, cada vez más hombres se convencen en comprar niñas y mujeres para su voracidad sexual. El último Informe Mundial de Trata de Personas confirma que para 2010 las mujeres representaron el 60% total de víctimas en el mundo, donde las niñas representaron el 20% del total de víctimas detectadas.[4]

Otra expresión de la continua violencia contra las mujeres son los feminicidios. Estos se han definido como el  genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados violentos contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de niñas y mujeres.[5] Desafortunadamente en nuestro país han aumentado en un 40% los asesinatos contra mujeres desde 2006 y a menudo estos crímenes se cometen después de años de maltratos o de amenazas, especialmente por las parejas o exparejas de las mujeres.[6] La presencia del crimen organizado en ciertas regiones de México también ha sido un factor importante para el recrudecimiento de este problema social. La opacidad e ineficacia de las instituciones gubernamentales para atender responsablemente el esclarecimiento y prevención del feminicidio son sólo una muestra de que el Estado es el principal reproductor del pensamiento patriarcal.

En términos económicos, las mujeres se encuentran también en desventaja frente a los varones. En los últimos años ha surgido un nuevo concepto denominado “feminización de la pobreza” que hace referencia a la cada vez más amplia brecha que separa a los hombres de las mujeres atrapados en el círculo de la pobreza, siendo estas últimas las más afectadas por este grave fenómeno. La mayoría de los 1.500 millones de personas que viven con 1 dólar o menos al día son mujeres[7], esto implica que son privadas del acceso a recursos de importancia como acceso a la tierra y la herencia, atención de la salud y nutrición, carecen de acceso adecuado a la educación y a los servicios de apoyo entre otros. En México, la Encuesta Nacional sobre Ocupación y Empleo 2010 confirma que los hombres ganan 8.2%[8] mayor salario que las mujeres por la realización del mismo trabajo y  dicha diferencia parece ir ampliándose.

Estos son algunos ejemplos que visualizan la continua violencia que padecen las mujeres a lo largo de su vida, lo cual implica una trasgresión a sus derechos humanos, a su libertad, desarrollo personal y autonomía. La importancia de conmemorar este día radica en la oportunidad para realizar un ejercicio de reflexión sobre la situación en la actualmente viven millones de mujeres víctimas de algún tipo de violencia patriarcal, con la finalidad de remover consciencias y colaborar en la erradicación de una de las mayores injusticias sociales que afectan directamente a casi la mitad de la población.  Por tanto, es fundamental solidarizarse con la lucha de las madres de las muertas en Cd. Juárez, las textileras de Bangladesh en su demanda por salarios dignos, las que exigen el cese del acoso sexual en los lugares públicos, las activistas de Medio Oriente en su batalla por eliminar leyes que permiten a hombres adultos casarse con niñas contra su voluntad, la labor de las mujeres afroamericanas para erradicar la triple discriminación que padecen, entre muchos otros ejemplos más. 

Los discursos victimistas han pasado ya a la historia, es momentos de ampliar nuestros horizontes de pensamiento, poner en tela de juicio los estereotipos patriarcales aprendidos y hacer un esfuerzo por transformar este pensamiento del cual somos cómplices y reproductores en la medida en que trabajemos por erradicarlo.

 


[1] Informe ONU, Violencia contras las mujeres, Noviembre de 2009, consultado en web  17 de noviembre de 2013, http://www.un.org/es/events/endviolenceday/pdfs/unite_the_situation_sp.pdf

[2] Fontela, Marta, ¿Qué es el patriarcado?, Mujeres en Red Periódico Feminista, consultado en web  17 de noviembre de 2013, http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1396

[3] Lorde, Audre, La hermana, la extranjera: artículos y conferencias, Ed. Horas y Horas, 2003

[4] Informe Mundial Sobre la Trata de Personas  2012, Oficinas de Naciones Unidas Contra la Droga y el  Delito, consultado en web 18 de noviembre de 201, http://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/glotip/Executive_Summary_Spanish.pdf

[5] Lagarde, Marcela, Retos teóricos y nuevas prácticas, consultado en web 18 de noviembre de 2013,  http://www.ankulegi.org/wp-content/uploads/2012/03/0008Lagarde.pdf

[6] Apel, Marco, “Feminicidio un flagelo que se expande” en Revista Proceso publicado el 8 de noviembre de 2013, http://www.proceso.com.mx/?p=357453

[7] La feminización de la pobreza, Igualdad entre los géneros , desarrollo y paz para el siglo XXI, http://www.un.org/spanish/conferences/Beijing/fs1.htm

[8] Diferencias de salarios, Inmujeres, publicado en la sección de Noticias del portal.

 

Fecha: 

24 de Noviembre de 2013