¿Dónde está y hacia dónde va la insurgencia magisterial?

Escrito por: 

Armando Rodríguez, profesor democrático de la Sección 10
 
Hasta ahora el movimiento magisterial a nivel nacional se ha caracterizado por la desigualdad en sus ritmos. La sección en Guerrero abrió la lucha contra la reforma educativa; luego, Oaxaca y Michoacán encabezaron la resistencia; recientemente Veracruz, Zacatecas y los Estados de la península yucateca; ahora es Chiapas quien le está poniendo el tono a los acontecimientos. La lucha de estas secciones ha adquirido un carácter verdaderamente insurgente y ha servido para mantener vivo el movimiento a nivel nacional. En este sentido, la lucha del magisterio ha adquirido una táctica parecida a la de una guerra de guerrillas: una o dos secciones han salido con fuerza, golpeando y generando ondas expansivas a lo largo del país, para luego replegarse y dar paso a un par de secciones frescas y con la misma capacidad de movilización. Los periodos de relativa calma hasta ahora han significado la preparación de acciones más intensas. La posición beligerante del gobierno de Peña Nieto remarca el carácter abierto y sin tregua de ésta lucha, la que derrotaremos en función de nuestra capacidad de golpear finalmente unidos. 
 
La insurgencia magisterial ha alcanzado una extensión que pocos imaginaron. En realidad comenzó en febrero apenas aprobada la reforma a los artículos tercero y setenta y tres de la Constitución.
 
Recordemos que la reforma fue aprobada a finales del año pasado, en pleno periodo vacacional. De esta manera la oposición inicial se redujo a la disidencia y poco más. Fue hasta el retorno de las vacaciones cuando se comenzó a abrir un periodo de debate y discusión sobre el impacto de la reforma y todo lo que implicaría. Una cosa estaba clara: el golpe artero se sellaría con la aprobación de las leyes reglamentarías.
 
El borrador de las leyes reglamentarías se filtró y puso en alerta a sectores más amplios del magisterio. Ya se planteaba la evaluación universal y las consecuencias laborales que tendría dicha prueba. De hecho, la reformas secundarías aprobadas recientemente son en esencia las mismas contenidas en aquel borrador que se filtró. 
 
En febrero la sección IV de Guerrero se declara en paro indefinido. La CETEG orientó todas sus baterías contra el gobierno local. Su demanda principal giraba en torno a la evaluación, exigiendo que la permanencia laboral no se pusiera en cuestión con una prueba que nadie conocía. El gobierno de Ángel Aguirre respondió con una feroz represión que provocó un levantamiento popular que se extendió hasta las comunidades armadas. La poderosa demostración de fuerza de los maestros guerrerenses obligó al gobierno federal a frenar la aprobación las leyes secundarias, en cambio llevó a cabo una serie de congresos educativos bajo la promesa de que las propuestas emanadas de dichos congresos serían plasmadas en las leyes secundarías. La intensa lucha de la CETEG había puesto en evidencia el carácter laboral de la reforma, por un lado, y los alcances del movimiento que, por otro lado, podría adquirir. 
 
El primer semestre del año terminó con relativa calma. El gobierno frenó el empuje del movimiento con la farsa de los congresos educativos. Finalmente en agosto, Peña Nieto presenta, también en un periodo de receso laboral, la propuesta de leyes secundarias en el congreso. En respuesta el movimiento vuelve a levantar cabeza. 
 
Alertados por el contenido de las leyes secundarias y su inminente aprobación, Michoacán y Oaxaca (principalmente) mantienen un campamento en el Zócalo de la capital durante julio-agosto. Cuando a mediados de agosto EPN presenta la propuesta de las tres leyes reglamentarias el movimiento comienza a despegar. El inicio del ciclo escolar comienza con fuertes movilizaciones y con Michoacán y Oaxaca en paros estatales casi totales. 
 
A finales de agosto las leyes secundarias son aprobadas en el congreso, en medio de una autentica campaña mediática de linchamiento contra los maestros en el plantón.
 
La sección XXII toma las riendas del movimiento y lo empuja fuertemente hacia adelante. Todos estos elementos van despertando el ánimo del magisterio a lo largo y ancho del país. Sobre las experiencias que va arrojando la misma lucha, las bases extraen la conclusión de que es necesario echar abajo la reforma completa, no negociar sobre tal o cual aspecto agresivo de ella.  
 
Para septiembre el Zócalo se encuentra abarrotado por diversas secciones de todo el país convirtiéndose en un símbolo de la lucha magisterial. La onda expansiva va de norte a sur. En Veracruz el movimiento se desborda de una manera inusitada y en la península de Yucatán las bases van rompiendo con las direcciones charras del SNTE.     
 
La guerra está declarada. El movimiento en ascenso exige la caída de la reforma educativa, en respuesta el gobierno federal reitera que no habrá marcha atrás. 
 
Mientras la Secretaria de Gobernación va cerrando las mesas de negociación el movimiento va en pleno auge. En un intento de maniobrar y desmembrar el movimiento, el gobierno federal y los gobiernos locales intentan dar soluciones parciales. A Oaxaca les ofrecen la luna y las estrellas, pero nada sobre la abrogación de la reforma. Las bases reafirman una  otra vez su posición: ninguna solución sectorial resuelve el problema central. La llamada armonización de las leyes simplemente implica negociar el tamaño del cuchillo con el que nos cortarán la cabeza. 
 
Para septiembre las movilizaciones se intensifican pero la campaña de odio también. La presión y el desgaste provocan que Michoacán levante el paro y regrese a clases pero las bases oaxaqueñas se mantienen y se convierten en el corazón del movimiento. La lucha en las secciones 9 y 10 viven su mayor auge en ese momento con paros totales y parciales en varias escuelas de la capital.
 
El viernes 13 de septiembre las fuerzas federales y el cuerpo de granaderos desalojan violentamente a los maestros del Zócalo. La semana siguiente comienza con paros universitarios y movilizaciones estudiantiles en apoyo a los maestros. La explosión del movimiento estudiantil evidencia que la lucha magisterial no está aislada. Sin embargo también demuestra que cuando la correlación es favorable se tiene que aprovechar; los momentos pasan para, tal vez, no volver a regresar.
 
Finalmente, para octubre la sección XVIII levanta el paro producto de las presiones y el desgaste que supuso estar en la primera línea de batalla durante un largo periodo de tiempo. Pese a lo pudo pensarse en su momento, el regreso a clases de los maestros oaxaqueños no apagó el movimiento. La lucha frontal continúa en Veracruz y en la península yucateca. La llama se avivó cuando Zacatecas declara el paro indefinido. Michoacán nuevamente se integra a la lucha junto con el mismo Guerrero. Las bases de la sección 7 y 40 de Chiapas ahora han tomado la batuta de la lucha poniendo en jaque al Estado generando un movimiento popular, integrando asambleas de padres de familia, que es un modelo a seguir para todas las secciones en el país.
 
Hasta hoy las movilizaciones continúan y no se ve donde puedan parar. No se ve final en la medida en que el gobierno federal, en contubernio con los gobiernos locales, ya están comenzando a aplicar la reforma. El censo realizado por el INEGI a los maestros del país está preparando el terreno para nuevos ataques. La llamada autogestión escolar está extendiendo los ataques a los padres de familia quienes cargarán con el mantenimiento y los gastos de las escuelas. Los manuales para el mantenimiento de las escuelas y los recibos de luz y agua ya se les han presentado.
 
Por otro lado, el SNTE es un moribundo que difícilmente va a despertar. El Estado se jugó el todo por el todo y ello implicó debilitar el SNTE y debido a esto, todo el control que mantenía sobre el magisterio. Para intentar recuperar un poco de lo perdido ahora están llevando un proceso ridículo de afiliación en medio de un ambiente de repulsión de la base. Los dirigentes del SNTE están yendo al matadero de manera consciente. En su camino intentan arrastrar a todo el sindicato, es decir, al más de un millón y medio de trabajadores quienes formamos parte de él. Su política clientelar ahora se desvela más clara que nunca, en ese sentido la necesidad de derrumbar de una vez y para siempre la estructura podrida del SNTE se plantea como una necesidad imperiosa.
 
El año está cerca de finalizar pero el movimiento está lejos de hacerlo. La reforma energética está latente. En cuanto la propuesta de reforma se presente, el movimiento magisterial volverá a tomar un auge. De hecho si no se ha presentado, es precisamente porque el gobierno sabe perfectamente que la lucha continúa.
 
Para el próximo año el gobierno peñista llevará la reforma a fondo y eso acarreara nuevos conflictos. Las esperanzas de algún sector del magisterio de no ser afectados por la reforma pronto se esfumaran. Los ataques irán desde la desaparición de turnos hasta la evaluación docente y el peligro latente de perder el empleo. 
 
La base del magisterio hemos demostrado toda la abnegación y sacrificios posibles. Si lograrnos unificarnos y actuar como un solo puño toda la ecuación va a cambiar. Necesitamos algunos periodos de reflexión y análisis para replantear nuestra lucha y prepararla mejor. No acepar las condiciones de los gobiernos locales por ahora es la primera condición para preparar las nuevas luchas. Esta sólo tiene dos caminos: la más dolorosa de las derrotas o la más grande de las victorias. Tenemos todas las posibilidades para triunfar.
 

Fecha: 

Noviembre de 2013

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