Recomendaciones de Lenin y Trotsky sobre el Frente Único, en contra del sectarismo

Escrito por: 

David García Colín, Delegado Distrital Morena.
 
Después de las derrotas de la Revolución China (1918), la Revolución Húngara,  la Revolución Alemana (1919); Lenin y Trotsky comprendieron que la tarea de los marxistas y de los nacientes Partidos comunistas en el mundo, sobre todo en Europa, no era la toma del poder sino la “toma de las masas”; es decir, realizar un trabajo de explicación paciente dentro del movimiento obrero y sus organizaciones (incluídas, por supuesto, las reformistas) para ganar a las masas a las ideas del marxismo con base en sus propias experiencias. Estas tareas fueron planteadas por la III internacional en su III y IV congresos –de 1921 y 1922- cuyas principales resoluciones fueron escritas por Trotsky, compartidas y defendidas, obviamente, por Lenin. 
 
Algunas de las tesis centrales de estos congresos se orientaban a romper el sectarismo y el ultraizquierdismo que caracterizaba a los jóvenes e inexpertos Partidos Comunistas. De hecho la tesis central del III congreso y la consigna del Frente Único de las organizaciones obreras fue: “¡A las masas!” Lenin escribió su libro clásico La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo(1920) en este contexto. Estos congresos se desarrollaron en una época, como la nuestra, de crisis del capitalismo, de huelgas masivas y de la incapacidad del reformismo para ofrecer reformas dignas de tal nombre. Sin embargo, los Partidos Comunistas eran pequeños y no podían aspirar a tomar el poder sin haber ganado a la mayoría de los trabajadores. Las tesis contenidas en los cuatro primeros congresos de la internacional -especialmente los dos últimos- son sumamente aleccionadoras para los marxistas de nuestros días que quieran tomarse en serio eso de “¡A las masas!” y no construir sectas miserables al margen del movimiento real de la clase trabajadora. “Desde el primer momento de su fundación, la Internacional Comunista se planteó como objetivo, claramente y sin equívocos, no la formación de pequeñas sectas comunistas que intentasen ejercer influencia sobre las masas obreras únicamente mediante la agitación y la propaganda, sino la participación en la lucha de las masas obreras, guiando esta lucha en el sentido comunista y constituyendo en el proceso del combate grandes partidos comunistas revolucionarios. ”
 
Para ganar a las masas es fundamental una orientación correcta hacia los sindicatos, para Lenin era absolutamente inadmisible abandonar los grandes sindicatos de masas so pretexto de que están burocratizados; aquél marxista que no es capaz de realizar un trabajo en los sindicatos no merece ser llamado marxista: “ninguna crítica del Partido, proveniente de afuera, podría ni siquiera en una mínima medida ejercer sobre las masas una influencia similar a la que puede ser ejercida por el trabajo cotidiano y constante de las células comunistas en los sindicatos, mediante un trabajo tendiente a desenmascarar y a desacreditar a los traidores y a los burgueses del sindicalismo […] ”. Evidentemente, si un marxista no es capaz de luchar contra la burocracia sindical menos será capaz de luchar contra la burguesía y su Estado. 
 
En el III congreso de la Internacional no sólo se recomendaba la formación de núcleos comunistas al interior de las organizaciones masivas de los trabajadores sino que se proponía la consigna del Frente Único entre todas las organizaciones obreras – incluidas evidentemente las reformistas de masas- en contra de los ataques a los niveles de vida y en defensa de los derechos democráticos. Aquí vemos un ejemplo de la flexibilidad táctica del marxismo y la concepción dialéctica de la táctica y la estrategia; los marxistas defenderán junto con las masas sus derechos democrático burgueses porque sólo a partir de la lucha por éstos es posible elevar la consciencia de éstas hacia tareas revolucionarias, sólo así es posible contrastar los métodos reformistas con los revolucionarios y sólo así es posible ganar el oído de los trabajadores a las ideas marxistas. 
 
Frecuentemente los sectarios entienden la idea del Frente Único de una manera abstracta. Se imaginan que Frente Único significa la unión inmaculada de todos los trabajadores al margen de sus organizaciones tradicionales, frente formado únicamente gracias a los gritos histéricos de un grupito insignificante. Así, algunos sectarios en México se desgañitan con la consigna de Frente Único contra los ataques de Peña Nieto al margen de organizaciones masivas como Morena, se imaginan que pueden decirle a los trabajadores que ellos son bienvenidos a su inexistente Frente Único siempre y cuando AMLO no esté presente; pero plantear la consigna de esa manera es vaciarla de contenido y convertirla en una frase fuera aprendida de memoria. Es imposible separar por decreto a las masas de los dirigentes en los que ellas depositan, aún,  su confianza. El Frente Único se plantea entre las organizaciones de carne y hueso de los trabajadores –con todo y sus dirigentes-, en el caso de México, por ejemplo, entre los sindicatos, el Morena y los estudiantes en contra de la Reforma Educativa y energética; la consigna se plantea precisamente para que las masas pongan a prueba a sus dirigentes y para que los marxistas cuenten con una tribuna lo más amplia posible para las ideas socialistas. Lanzar gritos vacíos sobre el Frente Único sin contar con las organizaciones de masas reales –en este caso el Morena- y al mismo tiempo lanzar ultimátums a las masas para que abandonen Morena resulta un contrasentido y una estupidez sectaria. Incluso en los países donde los Partidos comunistas arrastraban miles de personas –pero no aún a la mayoría de los trabajadores- Lenin y Trotsky sugerían la formación del Frente Único para terminar de arrebatar, producto de su experiencia y no de gritos histéricos, al conjunto de la clase obrera; tal fue el caso en Francia: “Cualesquiera que sean las traiciones de la CGT reformista […] los comunistas, y con ellos todos los elementos revolucionarios de la clase obrera francesa, se verán obligados a proponer a los reformistas, ante toda Huelga general, ante toda manifestación revolucionaria, ante toda acción de masas, la unidad en esa acción y, tan pronto como los reformistas la rechacen, deberán desenmascararlos ante la clase obrera. ” La única condición que los comunistas se deben imponer es la absoluta libertad de crítica y de ideas dentro de ese frente; exactamente lo opuesto de los Frentes Populares estalinistas donde los comunistas renunciaban a su independencia ideológica y organizativa en favor de las direcciones reformistas y burguesas. 
 
Ahí donde los partido Comunistas sean débiles para impulsar electoralmente candidaturas comunistas, los marxistas están obligados a dar un apoyo crítico a los Partidos reformistas que cuentan con la simpatía de la mayoría de los trabajadores, proponiendo, al mismo tiempo, demandas democráticas que enfrenten al gobierno y a las masas con el capital e incluso proponiendo bloques electorales en donde los comunistas no pierdan su independencia ideológica: “En Alemania, el Partido Comunistas, en la última sesión de su Consejo Nacional, se pronunció por la unidad del Frente Proletario y reconoció la posibilidad de apoyar un “gobierno unitario” que estaría dispuesto a combatir seriamente al poder capitalista. ” ¡Qué dirían Lenin y Trotsky de los sectarios que estúpidamente llaman a la abstención electoral en países como Venezuela y Bolivía! ¡O de los sectarios que llamaron a votar nulo en las elecciones de nuestro país en 2012!
 
Más llamativa y aleccionadora aún es la táctica propuesta por Lenin al Partido Comunista Inglés de penetrar como fracción revolucionaria al Partido Laborista que contaba con el apoyo de la mayoría del proletariado inglés. “En Inglaterra, el Partido Laborista reformista se había negado a admitir en su seno al partido Comunista en las mismas condiciones que las otras organizaciones obreras. Pero bajo la presión de las masas obreras cuyas aspiraciones ya hemos señalado, las organizaciones obreras londinenses acaban de votar la admisión del Partido Comunista en el Partido Laborista […] En este momento es un deber para los comunistas exigir, por medio de una enérgica campaña su admisión en el Partido Laborista. ” Notemos que Lenin y Trotsky no sólo pedían a los comunistas entrar en el Partido Laborista sino que pedían que los comunistas exigieran ese derecho. El trabajo en el seno de las organizaciones reformistas consiste en ganar pacientemente a los trabajadores con base a sus propias experiencias y mostrando en los hechos que los comunistas somos parte de su movimiento y organización, sólo que los comunistas tienen ideas claras y quieren llevar las reformas propuestas por los reformistas (y casi nunca cumplidas) hasta el final. 
 
 
 

Fecha: 

11 de Junio de 2013

Teoría Marxista: