Táctica revolucionaria: De la espontaneidad a la organización

Escrito por: 

Rubén Rivera

La sociedad de clases, es decir; aquella en la cual existe una o algunas clases que se sostiene en el poder económico y político a partir de la explotación de las demás, ya sea por medios de coerción o de consenso, constantemente es sometida a crisis de legitimidad.

Cada sociedad de clases, en función de sus condiciones históricas, tradiciones y por supuesto, sobre la base una económica determinada, sobrevive  sobre la creencia de la mayoría de los explotados de que “así siempre ha sido”, “no hay alternativas”, etc.

No obstante arriba el momento en el que se combina una situación económica insoportable, -especialmente cuando no hay expectativas de un cambio por muchos esfuerzos que se hagan-, con una acumulación de acontecimientos políticos que enseñan a ciertos sectores que no hay más alternativa que luchar.

Sociedades como la mexicana  siempre han sido testigos de protestas de diversa índole, en general la mayoría es canalizada por medio de organizaciones sociales; sindicales, campesinas, estudiantiles. Estas luchas no entran en conflicto con el régimen capitalista en la medida de que en muchos casos funcionan como válvulas para liberar presión.  Llamamos a estas luchas económicas, en la medida de que no cuestionan al sistema sino que buscan en el marco del  mismo, una situación mas favorable para el sector que se moviliza.

Las luchas económicas  no son suficientes, por mucho que algún grupo aislado se esfuerce la fuerza de la sociedad capitalista es homogéneo y por tanto requiere una fuerza que trata de representar los intereses de las clases explotadas en su conjunto y pretenda desde el poder político hacer valer sus intereses de clase.

No obstante no existe una relación lineal entre las necesidades de las masas por dotarse de una representación política y la existencia de una organización que sea capaz de cumplir con sus expectativas. En general es siempre  esa necesidad de luchar o protestar la que antecede a la formación de la organización política. En suma, hay un retraso entre la lucha de las masas y su organización política. El marxismo,  consiste en una  concepción  del mundo que, entre otras cosas, busca hacer asequible a las masas la dinámica de la lucha de clases dentro del capitalismo y por lo tanto generar una organización política que esté acorde a las necesidades de las masas en la lucha por el poder político.

Las luchas espontaneas demuestran la madurez de una sociedad para un cambio, rompen con la inercia de conformismo y demuestran a otros sectores que es posible luchar, mientras más amplias pueden ser capaces de hacer caer gobiernos y detonar procesos revolucionarios. No obstante en la mayoría de los casos si se limita a su carácter espontaneo termina por disolverse, para trascender debe  combinarse con la lucha política organizada.

La revolución de 1905 en Rusia comenzó con una protesta por demandas económicas y de apertura democrática dirigida por un sacerdote, el régimen zarista respondió con una masacre que cobró cientos de muertos, en cualquier otra época  la reacción de la sociedad hubiera sido de shock paralizante, por el contrario en este caso se generalizó una huelga que llegó a afecta a la mayoría de las ciudades rusas. El régimen estuvo a punto de caer pero no lo hizo, mediante falsas promesas, manobras, una táctica de desgaste y finalmente detenciones selectivas, la revolución fue principalmente sofocada. No obstante de esta lucha surgió una organización: el soviet, el cual se transformó en un medio de dirección reconocido por las masas. El partido Bolchevique  tomó como referencia la experiencia de este proceso para readecuarse política y organizativamente, sólo de esa forma se puede entender en triunfo de 1910.

En México a partir del fraude electoral de 1910 se desataron levantamientos campesinos que  terminaron por hacer caer a la dictadura porfirista, el movimiento espontaneo del campesinado mexicano desembocó organizativamente en la formación de ejércitos campesinos. Algunos sectores de la burguesía rural terminaron por acaudillar a una parte de esos ejércitos y por ese medio llegaron al poder político, el proceso duró 7 años, hasta la promulgación de la constitución de 1917.

En 1968 se desataron levantamientos juveniles en México y  en todo el mundo. En algunos casos las luchas estudiantiles estimularon de tal modo al movimiento obrero que, particularmente en Francia, la lucha se tornó en una huelga general que puso al régimen capitalista en entre dicho. Por supuesto aquí se puso en evidencia toda la virtud y el limite de la lucha espontanea; cuando llega el momento de proponer una alternativa de sociedad y al no existir una organización que canalice esas alternativas, la fuerza social se va disipando y el régimen se sostiene ya sea con un vapuleado régimen o uno  aparentemente nuevo con los mismos rostros.

En el caso  mexicano la lucha espontanea fue finalmente  sofocada, pero miles y miles de jóvenes de la generación del 68 se avocaron a la organización tanto política como social que sentó las basas de luchas como la insurgencia sindical de los setentas o la organización del PRD años después.

Como se puede ver las luchas espontaneas deben desembocar en diversas formas de organización, en caso contrario el movimiento se disipa.  El rendirle culto a la espontaneidad es confundir su función  y obstaculizar el curso que debe seguir para convertirse en una autentica fuerza transformadora.

En 1994 ante el estallido del levantamiento zapatista surgió un movimiento  de apoyo muy diverso que pudo ser la base para nuevos impulsos organizativos, pero contrario el proceso que lo hizo surgir, la dirección del EZLN, especialmente el Subcomandante Marcos, comenzó a teorizar respecto de las virtudes de la lucha espontanea y  de  las organizaciones poco formales, no sujetas a reglas o sin direcciones reconocida. De frente a las organizaciones políticas se oponía a la “sociedad civil” en un procedimiento posible  en la mente de los teóricos del esponatéismo pero contrario a las necesidades de las luchas reales. En pocos años las formas de coordinación de los simpatizantes zapatistas  (CND, FZLN, la Otra, etc.) fracasaron por completo, nunca fueron capaces de jugar algún papel importante fuera de las demandas indigenistas, en los ya mas de 18 años.

El movimiento de indignados demostró el hartazgo de la parte más sensible de la sociedad del estado español ante décadas de políticas de ajuste capitalista, no obstante nuevamente el gran potencial desatado por los jóvenes se fue disipando, a ello hay que añadir la actitud apolítica  que fue promovida por los “teóricos del esponateismo”, aprovechando la natural aversión de buena parte de la juventud  frente a los políticos burgueses.

Por supuesto no se trataba de dar un cheque en blanco a políticos del PSOE luego de varios gobiernos totalmente entregados al gran capital, pero en vez de promover la organización política se impulso el apoliticismo y con ello indirectamente se solapó el regreso de la derecha al gobierno.

La revolución árabe  vive procesos semejantes, pero a su favor hay que decir que  las luchas surgían de regímenes dictatoriales, de lo que se trata ahora en toda la región es de crear organizaciones, sacara conclusiones y prepararse para nuevas luchas, de forma semejante a la revolución rusa de 1905. En este caso lo más sano es construir una organización política capaz de evitar que lo políticos del viejo régimen  con barniz democrático se salga con la suya.

El movimiento  #YoSoy132 ha marcado pauta, su estallido se ha caracterizado por rechazar  parte de los errores de otro movimientos juveniles, este es abiertamente político y francamente orientado en contra del regreso de Peña Nieto, al mismo tiempo avanza en la formación de un gran frente de lucha de más de 300 organizaciones de todo el país (Convención Nacional Contra la Imposición). La absoluta mayoría de los integrantes del movimiento #YoSoy132 orientó su voto hacia la izquierda, aun a pesar del abierto sectarismo de muchos de sus dirigentes, ello demuestra un sentido político bastante positivo del actual movimiento juvenil mexicano.

Además de ello la lucha no ha llegado a los centros de estudio, el curso apenas esta por comenzar y  veremos la lucha universitaria más grande de la historia de México,   pero como todo proceso la lucha de masas terminará, si después de ello hay una sería organización juvenil  nacional, permanente y se han fortalecido las opciones de izquierda revolucionaria en el seno de las organizaciones de masas, entonces la lucha espontanea tendrá la continuación que los trabajadores necesitan, como las larvas dan lugar a las mariposas.

Organizarse es la tarea de hoy, no dejar nada a la buena suerte y prepararse contra una lucha prolongada contra el capitalismo requiere no rendirle culto a los defectos de la naciente rebeldía sino darle su continuidad natural, la de la lucha contra el sistema, la cual debe combinar la creatividad de las primeras fases con la preparación sistemática de un plan de acción nacional contra el régimen, que puede ser todo menos espontaneo.
 

Fecha: 

16 de julio de 2012

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