¿A quién sirven los métodos ultraizquierdistas?

Escrito por: 

Rubén Rivera

México vive un periodo  de intensa agitación social, los sectores más avanzados de las masas, pese a los  múltiples obstáculos impuestos por el régimen, lograron romper las intenciones de la burguesía para hacer del proceso electoral una disyuntiva entre dos opciones burguesas. AMLO nuevamente fue utilizado por las masas para expresar el repudio al sistema y la necesidad de un cambio.

Miles, quizá millones de jóvenes, se han sumado a una lucha claramente política y de enfrentan a la imposición de Peña Nieto, candidato de la oligarquía. Esta circunstancia entusiasma a obreros, campesinos y en general lo mejor del pueblo trabajador mexicano. No queda más que mirar el futuro con optimismo, dado que aún si Peña Nieto logra asumir se verá enfrentado con una generación muy joven, sin prejuicios y sin derrotas cargando a cuestas. La importancia de este hecho debe reconocerse como el mayor logro de este proceso electoral para las masas. Sobre todo dado que el sistema capitalista vive una crisis histórica viviremos luchas muy importantes en los próximos años, en las cuales la nueva generación haya sentir su energía y su repudio al régimen político.

No obstante en el seno mismo del movimiento surgen  comentarios “la lucha electoral ya no es alternativa”, “nos enfrentaremos a un régimen fascista”, “la lucha armada, guerrilla, sabotaje, terrorismo individual pueden ser una opción ante la falta de alternativas”.

Sobre la primera idea; por supuesto que la lucha electoral tiene sus limites, en un régimen capitalista como el que vivimos los procesos electorales nos pueden mostrar que tan polarizada esta una sociedad, el grado de división de las clases gobernantes y al mismo tiempo las formas de expresión política de los trabajadores, no obstante sólo en raras ocasiones una elección puede poner en entredicho la legitimidad del sistema y la necesidad de cambiarlo, esta elección y la del 2006 lo han demostrado. Ha dejado claro que sólo con una transformación radical de la sociedad es posible un verdadero régimen democrático.

Millones de jóvenes lo están aprendiendo y se están dando cuenta de la necesidad de la organización y la lucha, el proceso comienza y pronto se darán cuenta que hace falta una organización permanente y estable y que el espontaneísmo y el asambleísmo tienen sus limites, se requiere una organización política sería y la unidad con sindicalistas democráticos, campesinos y demás sectores explotados, además que sea distinta de las practicas burguesas. No obstante estas carencias los jóvenes están aprendiendo rápido.

En suma la lucha electoral ha servido pero ha demostrado que sin una organización combativa y fuerte es  poco probable vencer en ese terreno a la organizada y corrupta burguesía. Los gérmenes de dicha fuerza ya existen en las organizaciones que han dado la lucha antes y después del proceso electoral. Mientras la fuerza organizada de los trabajadores no sea lo suficientemente fuerte la intervención en los procesos electorales seguirá jugando un papel.

La otra idea, referida al carácter fascista del régimen de Peña Nieto, -si este se  llega a establecer-, tendríamos que decir que tendría muchas dificultades para establecer un régimen autoritario,  ganas no le faltan pero, si algo se ha demostrado en estos meses es una capacidad de respuesta de las fuerzas de los trabajadores y de los jóvenes bastante más rápida que en cualquier otro momento de nuestra historia.

Los medios electrónicos masivos televisión y radio siguen dominando a la mayoría de la población pero poco a poco ceden terreno al desarrollo de mecanismos como las redes sociales. Sin duda el proceso se acelerará en el futuro, las fuerzas productivas que el capitalismo ha desarrollado se vuelven en su contra y  a la larga de convertirán en armas que unidas a la organización y a la movilización sentaran las bases para una futura revolución triunfante.

La misión del actual movimiento debe ser luchar contra la imposición, pero si esta se consolida, no es el fin del mundo, deberemos prepararnos para enfrentar los ataques  que se avecinan en todos los terrenos. Esta es una lucha de largo plazo y debemos sentar las bases para luchar y en se proceso incrementar las fuerzas de los jóvenes y los trabajadores.

La precaria situación del capitalismo a nivel internacional indica que un eventual gobierno de Peña Nieto sería débil y agresivo, con organizaciones fuertes y consolidadas podremos convertir la luchas de defensa del salario, de los recursos naturales, de los derechos democráticos en luchas ofensivas que puedan hacer tambalear al régimen.

En estas condiciones  ¿A quien le conviene en estos momentos  métodos como el  sabotaje, la guerrilla,  el terrorismo individual? Categóricamente tendríamos que responder: a los trabajadores y a los jóvenes NO. La tendencia general de los acontecimientos estará en el siguiente periodo a nuestro favor y el régimen de Peña Nieto, si se establece, sólo será un episodio más.

Los métodos que en general denominaremos genéricamente como terrorismo individual tienen los siguientes inconvenientes:

1.- En  un país como el nuestro donde todavía un importante sector de la población no  se ha dado cuenta de la necesidad de la transformación social, las acciones individuales violentas pueden generar el aislamiento de los sectores más avanzados y conscientes. Los medios de comunicación burgueses no dudarían en presentar las acciones de pequeños grupos como comunes a todos los sectores en lucha, iniciando un linchamiento mediático.

2.- Sobre la base del ambiente de terror que  se podría generar la burguesía tendría pretextos para desatar una represión generalizada paralizando o debilitando a las organizaciones que hasta ahora se han venido creando o fortaleciendo. Se puede pretextar que de todos modos la represión se gestará, no obstante tendríamos que responder que no es lo mismo que la población vea a la acción del Estado como una agresión a masas indefensas a que lo que mire  como una respuesta a un peligro social, en el primer caso tendríamos la solidaridad de amplias capas incluso no politizadas, en el segundo caso veríamos un giro a la derecha de sectores como las capas medias y de trabajadores atrasados.

3.- Las acciones de terrorismo individual o de pequeños grupos  son en el fondo acto de desconfianza de frente a los trabajadores organizados, quien actúa así lo hace bajo la desesperación de ver que el movimiento no avanza como quisiera. Incluso si sus acciones lograran tener algún resultado, el asesinato de Elba Ester Gordillo por ejemplo, generaría un mensaje absolutamente nefasto “si un individuo o un grupito resuelven los problemas, entonces no es necesario organizarme”.

4.- Una acto en donde las masas no sean protagonistas en el fondo reproduce la lógica  política de la burguesía en la cual debe haber políticos profesionales que lo resuelvan todo en vez de la acción consciente de las masas, un movimiento así en el caso de triunfar generaría todo menos democracia, que es un requisito indispensable de cualquier régimen socialista sano.

5.-  La experiencia de los movimientos armados de los setentas demostró que en muchos casos las organizaciones político militares eran fachadas de los grupos  policiacos para controlar, detener e incluso asesinar  jóvenes y trabajadores, con ideas sinceras de cambio que caían en el error de suponer que por se medio se aceleraría el triunfo de su clase. La burguesía, por supuesto, prefiere perseguir y asesinar a un revolucionario aislado en una casa de seguridad o en la montaña que enfrentarlo en una huelga, formando comités campesinos o estudiantiles.

6.- En muchos casos las acciones de terrorismo o sabotaje llegan a afectar a los trabajadores y a la población en general más que a los burgueses; quemar un oxxo o poner una bomba en un banco no afecta en nada al gran burgués que en el fondo es dueño de acciones  de empresas y no duda en  despedir empleados o deshacerse del negocio que considere  poco viable, en muchos casos son trabajadores mismos las victimas de las acciones de sabotaje, con lo cual  la acción directa contra el capital se vuelve en acción directa contra la propia clase trabajadora.

Los marxistas no tenemos consideraciones morales respecto al empleo de la violencia y en ocasiones esta se justificará, por ejemplo en el marco de una ofensiva generalizada contra el capital en donde la victoria se factible   y su empleo  este controlado por organismos democráticos de los trabajadores  con el fin de que sea un medio y no un fin en si mismo.

En las actuales circunstancias la violencia individual ya sea bajo la forma de terrorismo, sabotaje, o acción guerrillera sólo  le es útil a la burguesía para aislar a las masas y descabezar al movimiento. Los trabajadores debemos rechazarla totalmente.

Hoy el futuro se construye organizando comités de acción en escuelas, fabricas, barrios, comunidades campesinas, en el  movimiento #YoSoy132, en el Morena y en múltiples espacios más. Organizados  y unidos somos fuertes e incluso animaremos  los sectores de la pequeña burguesía  seguir nuestro camino, el camino de la victoria de los trabajadores.

Organizados resistiremos cualquier embate y lo convertiremos en derrotas políticas, será un camino difícil y tal vez no muy heroico al principio pero sentara las bases de la superación del capitalismo por la vía que nos conduzca a un futuro mejor, un futuro socialista y por tanto democrático

Fecha: 

4 de julios de 2012

Periódico: 

Nacional: