El camino del revisionismo

Escrito por: 

GM

Prácticamente desde los comienzos del desarrollo de la teoría marxista comenzó la lucha contra las desviaciones revisionistas, no en balde tanto Marx como Engels se vieron orillados a hacer una crítica despiadada de personajes de la talla de Lasalle, Proudhon, Bakunin, o incluso de la dirigencia del partido obrero alemán que redactó el famoso programa de Gotha.

Desde luego, el exponente “clásico” del revisionismo sería el alemán Bernstein, quien daría forma a las desviaciones de la teoría marxista en el SPD y sería confrontado simultáneamente por Luxemburg, Kautsky, Plejanov y Lenin.  La bernsteiniada de fines de la década de los 1890s sería el aviso de lo que vendría con el estallido de la guerra mundial, cuando los grandes partidos obreros de Europa se rendirían sin luchar a las posiciones imperialistas y acabarían apoyando a los gobiernos en lucha, dejando de lado la política de unidad internacional de la clase obrera.
El resultado de esta política sería desastroso, pues la ola de nacionalismo que acompañó a la guerra en su inicio, y la crisis sin precedentes que la guerra y sus horrores desataron, llevó a los partidos obreros de la II Internacional a la bancarrota política al orillarlos a servir sin tapujos a las burguesías de cada país, en abierta oposición a las masas trabajadoras y proletarias que decían representar.  Así las antiguas organizaciones de masas de Alemania aplastarían sin miramientos el levantamiento espartaquista de 1919.
No obstante, con toda la experiencia adquirida desde esta época, la cuestión del revisionismo dista de haber sido plenamente comprendida.  El camino del revisionismo hacia el oportunismo es una senda compleja y llena de contradicciones que suele mirarse como si fuese algo mecánico y lineal, sin atender a las múltiples observaciones de Marx, Engels y Lenin sobre tener siempre presente la base material sobre la que descansa el revisionismo, que nunca es un fenómeno aislado, sino un proceso en el que se hallan involucrados todos los elementos políticos que luchan por el poder en la sociedad actual, capitalista en su fase imperialista.
Por principio de cuentas, el término revisionista no puede aplicar a quien no se ha reivindicado como marxista, pues un liberal o populista no pueden reivindicar para sí una visión correcta del marxismo.  El revisionismo, en tanto desviación teórica es un producto de las propias filas marxistas.  Por otro lado, políticamente, el revisionismo es un elemento alógeno a las filas de las organizaciones marxistas, es la política de la burguesía en las filas obreras en provecho de esa burguesía.
La base material del revisionismo no es otra que la cooptación de un sector importante de la clase proletaria por parte del Estado capitalista, y el oportunismo crece en este campo fértil hasta alcanzar su madurez, y esa madurez se expresa en la deriva burocrática de las organizaciones marxistas.  Tal deriva burocrática comienza con signos  débiles pero con un sentido claro, el primero es el creciente desprecio a la teoría y al debate teórico,  el “olvido” de conceptos clave para el desarrollo teórico y político, que son considerados innecesarios e incluso perjudiciales para la actividad cotidiana de la organización; suele decirse “si podemos arreglárnoslas sin tal o cual concepto, ¿para qué embrollarnos con el?”.
Lo subsiguiente es el remplazo de la organización democrática por una lucha de camarilla en la cual se considera el debate organizativo como mero trámite, que se cumplimenta con el mero apego a las normas estatutarias.  La forma sustituye al fondo
El círculo se completa con la adopción de una posición oportunista hacia la lucha política, mirándola exclusivamente desde el punto de vista de los “beneficios” que puede reportar tal o cual iniciativa y no desde el punto de vista de cuál es la posición que sirve a la lucha de los trabajadores.  La organización no sirve a los trabajadores, sino que se sirve de ellos.

Fecha: 

abril de 2012