Reforma Laboral en el magisterio. Unidad en la acción contra la derecha debe ser la consigna de la CNTE

Escrito por: 

Armando Rodríguez

La reacción de la derecha es cosa seria. La crisis social en el país también es cosa seria. A pesar de los alentadores discursos sobre la pretendida recuperación económica, lo cierto es que el país está sumido en una terrible crisis social que se expresa en violencia y más violencia, ¿cuál ha sido la respuesta del gobierno? No la guerra contra el narco, si no la guerra contra los trabajadores y sus organizaciones. Tenemos que aprender de los hechos recientes: los empresarios encabezados por el gobierno de calderón van en serio. La situación de crisis actual requiere de acciones decididas y unificadas por parte de los trabajadores; no hay caminos intermedios.

La ACE: nuestra reforma laboral sin reformas a la Ley

La actual propuesta de reforma laboral tiene como uno de sus ejes principales la flexibilización laboral. Esto quiere decir, que los empresarios y el Estado pretenden adquirir menos responsabilidades hacia con los trabajadores. Por otro lado, y como consecuencia, la propuesta de reforma supone un endurecimiento hacia los sindicatos.
Lo cierto es que para los trabajadores del magisterio todas estas pretendidas reformas ya han estado, por la vía de los hechos, siendo llevadas a cabo. Desde hace un par de años, cuando los charros del SNTE encabezados por Elba Esther Gordillo y el gobierno de Calderón firmaron el acuerdo por la llamada Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), los trabajadores hemos venido sufriendo una degradación en nuestras condiciones laborales.
Pese a todos los esfuerzos por tratar de convencernos de que las medidas propuestas por la ACE implicarían una mejor educación con mayores beneficios para los trabajadores, la realidad ha sido totalmente opuesta. Ahora mismo, para que un docente pueda acceder a una plaza de trabajo se nos impone un examen de oposición; en el caso de los aspirantes de nuevo ingreso, si se considera que la persona no es “apta” –nadie sabe bajo que parámetros se determina esto–, se está obligado a llevar un curso de capacitación. Encima de esto, la SEP está extendiendo contratos laborales  por periodos de algunos meses e incluso de días, por lo que la posibilidad de generar antigüedad, y los derechos que ello implica, quedan nulificados. Para rematar, a las escuelas secundarías se está comenzando a enviar personal de intendencia, los cuales no tienen ninguna relación con la SEP; estos trabajadores no son contratados por la SEP y encima de ellos están sujetos a todo tipo de abusos por parte de los directivos de las escuelas.
En realidad lo que tenemos son las medidas que el gobierno quiere llevar a cabo con su propuesta a la reforma laboral, no en el discurso, sino en los hechos concretos ¡y sin reformar la ley!

No puede haber luchas a medias, la historia reciente nos lo muestra

Ante este panorama, ¿qué hacemos entones? Sería absurdo que, ante la reforma laboral aplicada de hecho –al menos en gran medida–, los trabajadores permanezcamos indiferentes y cruzados de brazos. Pero igual sería insuficiente luchar simplemente para que la reforma laboral no sea aprobada; su aprobación claramente significaría la legitimización de lo que ya tenemos, ¡y no queremos esto!
Desde hace años estamos permanentemente escuchando hablar de la reforma laboral. No es que sea irrelevante, pero ninguna reforma verdaderamente sustancial ha sido hecha a la actual ley desde entonces. En cambio se han reformado la ley del IMSS y del ISSSTE; se han atacado brutalmente sindicatos como los mineros y los electricistas de Luz y fuerza del Centro; el poder adquisitivo de nuestros salarios se ha desplomado mientras tenemos al hombre más rico del planeta; las condiciones laborales cada vez nos lleva a los límites de nuestros músculos; y por si todo esto no fuera suficiente, en medio de la crisis la burguesía pretende, que por ley, mantengamos niveles de subsistencia y precariedad.
Pese a la pedantería mostrada por el Secretario del Trabajo, es muy probable que, ante la presión de los trabajadores, este año el gobierno no logre aprobar su reforma. Sin embargo, como hemos comprobado una y otra vez, eso no les va impedir a los empresarios y al Estado seguir llevando adelante sus ataques a nuestras condiciones laborales en flagrante contradicción con las leyes. La tarea tiene que ser levantar demandas que vayan más allá de la defensa inmediata de nuestros derechos actuales. Tenemos que reivindicar mejores condiciones laborales dignas, salarios más dignos, vivienda digna, servicios de salud completos y educación gratuita para nuestros hijos e hijas.

La CNTE puede ser la Coordinadora de todas las luchas
Por su historia la CNTE es uno de los principales arietes en la defensa de los de derechos de los trabajadores del país. Si consideramos que ante la embestida del gobierno y los empresarios una de las necesidades primordiales es la unidad de toda la clase trabajadora, la CNTE bien podría jugar este rol.
No cabe duda de la furia y frustración que ha acumulado la clase trabajadora en este último periodo. El punto fundamental es que la gran mayoría de los trabajadores no han descubierto algo mejor que suplante a este sistema de barbarie. La ilusión de reformar al capitalismo y darle un rostro más humano se desvanece. Lo que se necesita es un claro programa de lucha que parta de las demandas más sentidas de la clase: aumentos salariales y una cobertura social digna –vivienda, salud y educación–, y que se proyecte en el sentido de limpiar al país de todos los políticos, banqueros y empresarios corruptos.
Esto solo será posible con una dirección decidida. Si la CNTE logra conjuntar sus distintas posiciones y se plantea de manera seria la unidad en la acción con otros sectores en movimiento –por ejemplo las bases que apoyan a AMLO– podríamos tener un verdadero rayo de esperanza ante la situación desoladora que se nos presenta hoy.
La lucha actual no acepta vacilaciones, requiere de debate y planteamientos claros. Un sistema regido por las decisiones de los trabajadores, es una alternativa que hoy más que nunca se debe poner sobre la mesa, sobre ello, desde la CNTE podríamos comenzar a construir las bases de un movimiento que nos permita organizar, extender y defender de manera congruente nuestra dignidad como trabajadores.

Fecha: 

25 de abril de 2010

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