“El materialismo histórico no es un sistema cerrado, coronado por una verdad definitiva; es el método científico para la investigación del proceso de desarrollo de la humanidad. Parte del hecho incontrovertible de que los hombres no sólo viven en la naturaleza, sino también en sociedad. Los hombres aislados no han existido nunca; cualquier persona que por azar llega a vivir alejada de la sociedad humana, rápidamente se atrofia y muere.”
Franz Mehring

Seguramente, por la cabeza de todo ser humano en este mundo, ha pasado la pregunta de quiénes somos, de dónde venimos y para que estamos en este mundo.  Uno de los procesos más increíbles del universo es la forma en la que la materia inorgánica se transforma en vida y cómo esta revoluciona en conciencia. Estos elementos llevan, inevitablemente al estudio del surgimiento de la civilización y todo lo que conlleva, entre ello las contradicciones de clase.

El materialismo histórico es el resultado del desarrollo histórico. Conforme las contradicciones se van haciendo más fuertes, conforme la historia de la humanidad se transforma y conforme existen cambios importantes en una sociedad el materialismo histórico se ha podido desarrollar a través del tiempo. El materialismo histórico no se hubiera explicado en otra época anterior, la historia de la humanidad podría revelarse en un punto culminante determinado.

El desarrollo de la ciencia y el desarrollo de las fuerzas productivas, llevadas adelante por el desarrollo del capitalismo, nos permite ver lo grande que resulta este proceso. El estudio y resultado de la ciencia componen una confirmación de la visión materialista del universo.

Por un lado, la ciencia, explicada y desarrollada a través de disciplinas como la genética, la arqueología, la biología, etcétera nos dota de la materia prima para el desarrollo del pensamiento y, por otro, a la filosofía le corresponde la interpretación, deducción y extracción de elementos generales. La combinación de estos dos elementos son los que nos permitirán forjarnos una concepción correcta y las que, en un momento dado, junto con otros elementos, podrán explicarnos buena parte de las preguntas anteriormente planteadas.

Cuando Marx y Engels “descubrieron” el materialismo  histórico fue resultado de una conjugación de elementos y procesos que les permitió llegar a esta formulación y, explica Mehring, afirmar de manera irresponsable que este planteamiento es un producto de sus mentes resultaría tan injusto como formular  tal afirmación de manera injuriosa. La verdadera gloria de Marx y Engels consiste en haber proporcionado, junto con el materialismo histórico, la prueba más contundente de su exactitud.

Franz Mehring fue un historiador y crítico de gran reputación. Devenido socialdemócrata, fue uno de los primeros comunistas alemanes. Sus aportes al marxismo se desarrollaron sobre el campo de la filosofía y la historia.
En Sobre el materialismo histórico y otros escritos filosóficos Mehring no sólo desarrolla de manera bastante interesante las aportaciones de Marx y Engels respecto al materialismo histórico sino también la correspondencia que tuvo con Engels y Rosa Luxemburgo respecto al desarrollo de la socialdemocracia alemana y la crisis de la misma.

En una de las cartas, enviada por R. Luxemburgo en el 70 aniversario de Mehring esta le dice… “y si según Marx y Engels el proletariado alemán es el heredero histórico de la filosofía alemana clásica, usted es el albacea de esa herencia…Con cada trazo de su pluma maravillosa, ha enseñado usted a nuestros  obreros que el socialismo no es, precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo.”

La obra que ahora edita la Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels mantiene toda su vigencia y actualidad por dos razones fundamentales. En primer lugar porque vivimos en una época en el que las contradicciones de clase se han desarrollado de manera importante, mostrando el carácter absolutamente convulso de esta fase de la historia del capitalismo. En segundo lugar porque, muchos años después, la actitud de los dirigentes socialdemócratas y ex estalinistas se asemeja como una gota de agua a la mantenida por los líderes de la II Internacional en 1914.

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21 agosto 2009