Huelga portuaria en Francia

Bastaron cuatro meses del ascenso de la ultraderecha en Francia con Nicolás Sarkozy a la cabeza para que la clase trabajadora diera muestras claras del rechazo total a las políticas de este gobierno que no hacen más que atacar las condiciones laborales de los trabajadores franceses. El 18 de octubre los trabajadores del transporte protagonizaron una huelga en contra de la política de pensiones impulsada por el gobierno de Sarcozy. Éste ha sido el escenario desde entonces, la luna de miel de la derecha francesa se acabó en unos cuantos meses.

El pasado 23 de abril se llevo a cabo otra gran movilización por parte de los trabajadores franceses. Ante la intentona por parte del gobierno de impulsar una reforma privatizadora de los puertos franceses más importantes, los trabajadores una vez más dieron muestras de su capacidad organizativa. El mismo día en que el presidente Nicolás Sarkozy decidió implementar la reforma sobre los puertos, los trabajadores respondieron con una gran huelga en las terminales portuarias más importantes del país. Marsella, Le Havre, Nantes, La Rochelle, Rouen, Bordeaux y Dunkerque quedaron con sus puertos paralizados por la gran respuesta de los trabajadores.

La CGT, que es una de las centrales sindicales más poderosas de Francia, ante la presión de los trabajadores tuvo que convocar una huelga de 24 horas. Estas movilizaciones causaron tanta simpatía que incluso se sumaron a la huelga los trabajadores de los puertos descentralizados de cada región del litoral, a los cuales no les afectaba de manera directa esta reforma. Alrededor de 800 trabajadores estaban en huelga. En una de las terminales quemaban neumáticos para impedir el paso a los puertos. Esto demuestra el ambiente combativo que permeaba entre los trabajadores. Durante todo un día no fue atendido un solo puerto. Esto fue un verdadero golpe a la derecha, pero lo que tenemos que destacar es que solo pudo haber sido así a través del método tradicional de lucha de la clase trabajadora: la huelga general.

La reforma impulsada por Sarkozy busca privatizar el mantenimiento de estas terminales portuarias con el pretexto de “favorecer la competitividad” de los puertos franceses frente a los de sus vecinos europeos. Otro de sus argumentos es que esta reforma significaría una mayor inversión tecnológica, que a su vez permitiría que se aumentara el paso de contenedores por estos puertos, lo cual traería consigo la creación de mayores empleos. A pesar de que Francia esta a miles de kilómetros de distancia de nuestro país, estos argumentos son harto conocidos por nosotros aquí en México.

Lo anterior es una muestra clara de que los intereses de la burguesía y del gran capital son los mismos en cualquier parte del mundo. Exactamente las mismas políticas privatizadoras y que atacan las condiciones de vida y laborares de la clase trabajadora son implementadas en Francia, México, España, y cualquier parte del mundo. La burguesía siempre va a tener por encima de cualquier nacionalidad sus intereses de clase y los va a defender siempre a costa de explotar y sumir en la miseria a cualquier trabajador sea del país que sea.

Esta ha sido la tónica desde que Sarkozy asumió el poder. Se ha visto enfrentado a una gran cantidad de movilizaciones en Francia entre varios sectores de los trabajadores y la juventud, provocando que la tasa de aprobación de este gobierno haya pasado de un 60 a un 34% en tan solo nueve meses.

Lo que esta pasando en Francia, se reproduce casi en cualquier país del mundo. Para donde volteemos vemos por un lado a la derecha lanzando ataques hacia los trabajadores, pero por otro, vemos a éstos movilizándose a través de sus herramientas tradicionales de lucha. Esto no es más que el resultado de la crisis actual del sistema capitalista, que es incapaz de ofrecer una vida digna al conjunto de la población. Ante esto, resulta indudable que la única manera de salir de esta situación de miseria a la cual nos orilla el capitalismo, es a través de la lucha organizada y unificada del conjunto de la clase trabajadora mediante una huelga general. No sólo para echar atrás reformas, sino para destruir este sistema y construir una sociedad que verdaderamente garantice condiciones de vida dignas para la población, es decir una sociedad socialista.

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