El Yunque, sus orígenes y la manera de combatirlo

Escrito por David García Colín
Martes, 04 de julio de 2006

En el Perfil del militante adulto de la Organización Nacional del Yunque se dice que un militante de esta organización “Echa raíces y da frutos en el medio donde Dios lo ha plantado. Esta listo para reinstalarse en el momento que Dios se lo pida”; para el movimiento obrero es importante conocer la macabra historia de esta organización criminal de ultraderecha y sus objetivos porque, reflejando la tensión de la lucha de clases, los miembros de el Yunque se encuentran en sectores clave del aparato del estado con el principal objetivo de romper la espalda del movimiento obrero mediante la represión y el fraude electoral, frente a ello la única respuesta es la movilización y la organización para lograr la transformación radical de la sociedad y liquidar el capitalismo.

Estamos viviendo un escenario de polarización social a derecha e izquierda, caracterizado, por un lado, por una indudable recuperación del movimiento sindical y la perspectiva histórica de la llegada del PRD al gobierno con el impulso y la movilización de los sectores más explotados de nuestro país y, por el otro, por la desesperación y la relativa debilidad de la burguesía frente a el creciente movimiento obrero y la más que posible llegada de Obrador al gobierno, todo a pesar de que López Obrador -y la camarilla burocrática y arribista que se ha aglutinado en torno a su campaña- ha intentado dar muestras claras de que por si misma no representa una amenaza para el sistema, sin embargo, la oligarquía y el imperialismo no confían en el movimiento masivo que estará detrás de este gobierno. Frente a este escenario el régimen de Fox se ha radicalizado cada vez más a la derecha y termina su gobierno con las manos manchadas de sangre obrera; los sectores más reaccionarios del PAN –vinculados a la organización de ultraderecha: El Yunque- ya se han hecho de sectores clave del estado a nivel federal, estatal y municipal por no mencionar que por razones obvias controlan las organizaciones empresariales como la COPARMEX. El secretario de gobernación Abascal Carranza, el subsecretario de gobernación Martín Huerta, el líder nacional de PAN Manuel Espino, el secretario del trabajo Javier Salazar, el Jefe de la Oficina gubernamental Ramón Muños, la Presidenta de la Sedesol Teresa Aranda, los principales asesores de Fox, entre muchos otros pertenecen a esta reaccionaria organización clandestina[1].

Creada a inicios de los años sesenta, como una reacción ante el triunfo de la revolución Cubana y la efervescencia de la juventud en las universidades, El Yunque pretende, según sus propios documento básicos, “evangelizar las instituciones” o crear un estado de acuerdo a los dogmas de la iglesia católica para que “todos los pueblos se sometan a la realeza social de Jesucristo”, se trata de una organización militante que “combate con los medios a su alcance a las fuerzas de la revolución (las Obras de Satanás). Sin tregua”[2], es decir, se trata de una organización contrarrevolucionaria y de carácter fascista (tan sólo le falta la base de masas), centralizada y vertical (“el que obedece no se equivoca” dicen ellos) que tiene tradiciones que se remontan a la guerra cristera (de ahí su mayor implantación en el bajío) y de inspiración falangista, cuyo objetivo es proteger al sistema capitalista y sus parásitos con grupos de choque y mediante la toma del poder.

En sus orígenes el Yunque nació como una organización porril de la Universidad Autónoma de Puebla conocida como FUA (Frente Universitario Anticomunista) y el Movimiento de Renovación y Orientación (MURO UNAM) que con la consigna “cristianismo sí comunismo no” practicaba secuestros (Granados Chapa entonces estudiante fue víctima de esta organización criminal), atentados dinamiteros (1962) e inclusive asesinatos. Financiada por empresarios, Salinas Price (padre de Salinas Pliego dueño de TV Azteca), por ejemplo, en su propia autobiografía comenta lo siguiente: “En varias ocasiones me planteó (se refiere al empresario Navarro Vázquez) la conveniencia de crear un grupo de choque de jóvenes, a efecto de contrarrestar el terror de la izquierda entre los estudiantes”[3], no obstante, el plan era más ambicioso se trataba de tomar por asalto las universidades como plataforma para crear una estructura a nivel nacional cuyo objetivo es la toma del poder, con tal objetivo, el Yunque cuenta con estructuras públicas como Provida, Ancifem, Unión Nacional de Padres de Familia, México Unido contra la Delincuencia, organizaciones porriles, etc.; por medio de las cuales hacen propaganda reaccionaria y cooptan a fanáticos conservadores de las clases altas (sobre todo jóvenes) para la organización central: El Yunque, en donde los adiestran ideológicamente e inclusive los entrenan en el uso de armas y el enfrentamiento físico (uno de los impartidores de estos cursos en Bravo Mena anterior presidente del PAN).

El fraude electoral en marcha, la represión sangrienta de los mineros de Lázaro Cárdenas, la ofensiva brutal contra la autonomía sindical, la represión y asesinatos y violaciones en Atenco, la amenaza de represión sangrienta de maestros en Oaxaca reflejan la desesperación de la burguesía, la histeria anticomunista y, al mismo tiempo, expresan el pensamiento de los inquisidores reaccionarios del Yunque ahora en sectores clave del gobierno. Sin embargo estos criminales son impotentes frente a un movimiento obrero unido y organizado, sus planes podrían ser hechos añicos con una huelga general contra sus planes de hambre; sus ataques reflejan debilidad y desesperación, la única condición es impulsar esta huelga desde abajo y romper la inercia criminal y paralizadora de la dirección; la huelga general vinculada con la revolución socialista es el mejor camino para borrar a los bárbaros fascistas de la faz de la tierra junto con sus criminal sistema capitalista y, junto con ello, el surgimiento de una sociedad verdaderamente humana, una sociedad socialista.

[1] Cf “El Yunque la Ultraderecha en el Poder”, Álvaro Delgado, Plaza Janes, México 2003

[2] Ibid. pp. 204-208.

[3] Ibid. p. 37

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