Adiós a Othón Salazar, un grande entre los dirigentes del proletariado del siglo XX mexicano

Escrito por: 

Rubén Rivera

Este 4 de diciembre de 2008 murió Othón Salazar, viejo militante comunista de la montaña de Guerrero. Desde su juventud como estudiante de la histórica Normal Rural de Ayotzinapa, cuna de grandes revolucionarios, hasta unos pocos días antes de su muerte, permaneció activo en la lucha; ya sea al lado de sus compañeros estudiantes campesinos socialistas ( FECSUM); al lado del magisterio democrático, del cual fue pionero; en el terreno de la lucha campesina, especialmente en su querida región de la montaña; en las batallas político electorales del Partido Comunista, del Socialista Unificado o del Mexicano Socialista y finalmente en el PRD, del cual salió hace algunos años pensando en la necesidad de reimpulsar un movimiento comunista.

Fueron, por tanto, más de 60 años en los cuales conoció la cárcel en diversas ocasiones y la persecución de los caiques de la montaña que no le perdonaron el intentar organizar a los campesinos. Fue en esta zona, una de las más pobres del país, donde gracias a su presencia y trabajo, logró convertirse en el primer alcalde comunista en 1979.

Nació en Alcozauca, Guerrero, de una familia muy pobre de campesinos en el año de 1924 y empezó a destacar como dirigente magisterial cuando en 1954 organiza y dirige una huelga en la Normal Superior.

Se especializa en las Ciencias Sociales, su ingreso al trabajo en las aulas coincide con un amplísimo malestar en el seno de las bases magisteriales, particularmente en su sección, la IX. Llegado el año de 1956 el movimiento magisterial se indigna ante el magro aumento acordado por la dirección entreguista del magisterio. Para aquel entonces un docente ganaba en promedio un 14% menos que en 1939, razón por la cual el llamado de los profesores, como Othón, surte efecto y la movilización exigiendo un aumento inmediato se desata.

La respuesta del gobierno fue el ninguneo pero a partir de la movilización desatada se constituye a finales de 1957 el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) que prepara condiciones para estallar la lucha para el siguiente año escolar, y así fue. En 1958 se lanzan a la movilización exigiendo:

  1. Elevación del sueldo nominal a mil 200 pesos.
  2. Sueldo móvil al ritmo del alza de los precios.
  3. Jubilación a los 30 años de servicio sin límite de edad, con el último sueldo y extensión de los aumentos a los pensionados.
  4. Servicio médico extensivo a los familiares del maestro, con pago íntegro de medicinas.
  5. Escalafón que considere la antigüedad y méritos del maestro, elección democrática de las comisiones de escalafón.
  6. Pasajes de los maestros en general.

La asamblea del MRM elige a Othón como su representante e inmediatamente exponen su pliego de demandas a las autoridades de la SEP, dirigidas entonces por Jaime Torres Bodet, las cuales al igual que el gobierno ningunean y desprecian al movimiento magisterial.

En esas circunstancias no queda otra alternativa que la movilización, que en uno de sus momentos claves llega a tomar el edificio de la Secretaría de Educación Pública el 30 de abril de 1958. Sólo así el gobierno de se decidió finalmente a negociar y a ceder de manera parcial a las peticiones.

Sobre esta base el movimiento decidió lanzarse a la lucha por la democratización de la Sección IX y en agosto de ese año eligen como Secretario General a Othón Salazar. Dicho acto no fue una cuestión simplemente nominal, para septiembre se programan movilizaciones pero el régimen ya no estaba dispuesto a tolerar más la insurgencia magisterial, el 8 de septiembre se emprende una jornada represiva en toda la línea, las movilizaciones magisteriales disueltas a garrotazos y Othón Salazar es detenido, brutalmente golpeado.

Las movilizaciones logran liberarlo, pero a partir de entonces se desarrolla una intensa campaña de linchamiento en todos medios, como una fase preparatoria para darle un golpe final al movimiento magisterial que se mantente beligerante durante todos esos años.

En 1960 con motivo de otra huelga en la Normal Superior las autoridades de la SEP nuevamente lanzan una salvaje represión y finalmente cesan a Othón Salazar.

A partir de entonces combina su actividad sindical, aún en su calidad de despedido, con el trabajo partidista. En 1964 se integra al Partido Comunista y asume como tarea el crear una base firme par las ideas revolucionarias en su región de origen en la Montaña de Guerrero.

En los setentas participa en las luchas por la legalización del partido y logra ser electo presidente municipal en su tierra natal en 1979. Prácticamente la mayor parte de los ochentas la dedicó al trabajo de organización y movilización de los campesinos de Guerrero.

Los años y la enfermedad, producto de la pobreza, fueron haciendo mella en su actividad aunque nunca dejó de dar la lucha por la construcción de un partido político revolucionario. Como muchos otros, creyó que ese partido se encontraba en el PCM, luego el Partido Socialista Unificado de México, y finalmente en el Partido de la Revolución Democrática del cual renunció en 1998 para buscar, con antiguos compañeros la formación de un nuevo Partido Comunista.

Durante su último año de vida, la constante movilización del magisterio, motivó que la prensa lo buscara constantemente, por ese medio, en cada ocasión que pudo apoyó sin titubear al movimiento democrático, repudió la destrucción de las normales rurales y señaló claramente la necesidad de relanzar la lucha por la transformación socialista de la sociedad.

El Estado reconoció en Othón Salazar un enemigo irreconciliable, en la medida en que nunca lo pudo corromper, lo condenó a la misma miseria a la que condena a millones de trabajadores. Así murió-en medio de una pobreza muy difícil pero muy digna-este 4 de diciembre, no obstante la trascendencia de su lucha fue recordada por decenas de miles de activistas, por pueblos enteros de la Montaña de Guerrero.

Lo recordamos con las palabras que expresó en una de sus últimas entrevistas (La Jornada 24/8/2008), más que elocuentes respecto a la herencia de lucha y combatividad que lega a las siguientes generaciones:

“Por eso, debemos luchar por que las grandes banderas levantadas, y por las cuales murieron millones de mexicanos, se vuelvan a tomar y agitar públicamente llamando al pueblo a que se haga consciente de los extremos brutales de debilidad ideológica y política al que lo han llevado los intereses del capital nacional y extranjero.”

Diciembre de 2008.

Teoría Marxista: